Secretario General OEA respalda autoritarismo de Evo

Mientras que en Venezuela el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, condena la dictadura de Nicolás Maduro, en Bolivia se hace de la “vista gorda” ante la consolidación de una evidente autocracia. Almagro busca la reelección en su cargo en mayo del 2020 y, según diversos analistas, apoya la posibilidad de una nueva reelección de Evo Morales, con el fin de obtener su voto en la OEA. En este contexto, el pueblo boliviano luchará por el retorno de la democracia sin la ayuda directa de organismos internacionales. Bolivia, con todas sus instituciones controladas por Evo y el MAS (Movimiento al Socialismo), esperaba el respaldo de la OEA. Sin embargo, la indiferencia de Almagro sorprendió a tirios y troyanos.

Según las encuestas, el expresidente Carlos Mesa le ganaría a Evo Morales en un eventual balotaje. No obstante, se teme que Morales gane con trampa, tal como ocurrió en Venezuela con la victoria fraudulenta de Nicolás Maduro.

Para entender la ilegalidad de la cuarta postulación de Morales es importante recapitular todos los pasos que siguió el jefe de Estado boliviano para convertirse en el mandatario con más años ininterrumpidos en el poder.  Morales asumió la presidencia en el 2006, elegido democráticamente. En ese entonces la Constitución boliviana prohibía la reelección. No obstante, en el 2009, un año antes de que se cumpla su primer periodo, convocó a un referendo para instalar una asamblea constituyente y redactar una nueva Carta Política. La nueva Carta Magna permitía la reelección y Morales pudo legitimar dos nuevos periodos (2010- 2015 y 2015-2020). Sin embargo, en el 2016, Evo convocó a otro referendo para poder postular a un cuarto mandato. Para sorpresa del ex líder cocalero en esta ocasión el pueblo se pronunció en contra. Ante este escenario adverso, el control del régimen de Morales hizo que el Tribunal Constitucional (TC) autorizara la reelección, seguido del Tribunal Supremo Electoral (TSE). En resumen, Evo Morales, al igual que Nicolás Maduro y todos los tiranos de izquierda latinoamericana, quiere quedarse en la presidencia indefinidamente.

En tanto, los partidos de oposición y miles de ciudadanos bolivianos han hecho llegar sus reclamos tanto al TC como al TSE, exigiéndoles que anulen la candidatura ilegítima de Evo Morales. No obstante, ambos organismos se han negado rotundamente a inhabilitar a Evo, violando constantemente la ley de leyes. De allí la importancia del pronunciamiento de la OEA.

En este escenario, es curioso que Almagro se contradiga en Buenos Aires (Argentina). Fuera de Bolivia, el secretario de la OEA ha afirmado su posición frente a la reelección: “No es un derecho humano, pero no tengo ningún instrumento institucional para oponerme a un dictamen, a un fallo de la Corte Suprema boliviana, porque además el sistema americano nunca dijo nada al respecto”.

Las declaraciones de Almagro no son ciertas. El Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) de Bolivia autorizó la reelección de Morales malinterpretando el artículo 23 del Pacto de San José de Costa Rica, sobre los derechos políticos de los ciudadanos.

Almagro, en su calidad de presidente de la OEA, podría solicitar que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) acelere la revisión del fallo anterior, pedida por la oposición boliviana, antes del 20 de octubre, fecha de las elecciones. Sin embargo, Almagro se niega a hacerlo, y eso lo convierte en cómplice del autoritarismo izquierdista que sueña con crear otra Venezuela.