Cuando el marxismo y las corrientes colectivistas señal...
El presidente Donald Trump no solo ha movido las placas tectónicas de la geopolítica mundial con la promoción del acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania, sino que acaba de producir el mayor cambio en las tendencias del libre comercio desde la Segunda Guerra Mundial. Y el cambio en las reglas del libre comercio hace volar por los aires los últimos restos de la institucionalidad comercial del planeta, que se basaban en los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio y los tratados de libre comercio regionales o de país a país.
Como ya se conoce el Perú y otros países enfrentarán un arancel del 10% a los productos que forman parte de los acuerdos de libre comercio. Los países y productos fuera de estos acuerdos padecerán el inalcanzable arancel del 25%. Nuestro país ante esta situación solo tiene una opción: reformar su economía, incrementar la productividad y competitividad para multiplicar las inversiones y ampliar los mercados. No hay otra.
Sin embargo, los llamados “aranceles recíprocos” de Trump –según el Gobierno de los Estados Unidos– parten de la constatación de que mientras se declaraban aranceles bajos entre los países las barreras paraarancelarias bloqueaban a las exportaciones estadounidenses y fomentaban la destrucción industrial del gigante del norte. Y las cifras presentadas por Trump merecen analizarse, estudiarse y compararse para ver si desde la Segunda Guerra Mundial hubo una globalización y un libre comercio en que todos ganaban por igual.
Por ejemplo, Trump anunció que le imponía a China un arancel de 34% porque las importaciones estadounidenses al gigante asiático tenían sobrecostos tarifarios de 67%, situación que había generado un déficit comercial en contra de Estados Unidos de más de US$ 295,000 millones. Asimismo, a la Unión Europea le colocaba un arancel de 20% porque los sobrecostos a las exportaciones estadounidenses estaban en alrededor del 39% y, ese estado de cosas había generado un déficit de más de US$ 235,000 millones. A Japón se le imponía un arancel de 24% porque los sobrecostos a las exportaciones de Estados Unidos sumaban 46%; a Taiwán se le imponía un arancel de 32% porque los sobrecostos a las exportaciones americanas representaban el 64% y a Corea del Sur se le imponía un arancel de 25% porque los sobrerregulaciones y costos sumaban 50%. Y a Vietnam se le imponía un arancel de 46% porque los sobrecostos a las exportaciones estadounidenses llegaban a 90%.
Como se aprecia “los nuevos aranceles recíprocos” de Trump afectan por igual a enemigos y rivales ideológicos como China y a aliados como la Unión Europea. ¿Existe parte de la verdad en las aproximaciones estadounidenses? China, por ejemplo, construyó su capitalismo de Estado sin respetar los derechos de propiedad y las patentes que fueron las claves en las cuatro revoluciones industriales que procesan las sociedades occidentales. En Europa las marchas y contramarchas sobre la moratoria de transgénicos y los criterios para importar autos –desde el tipo de gasolina, con la narrativa ambientalista, hasta el tamaño del chasis– hace imposible la exportación de carros de los Estados Unidos.
Los ejemplos son muchos y van desde controles indirectos de divisas y regulaciones sanitarias hasta el respeto a los derechos de propiedad. En el Perú existe una moratoria de transgénicos hasta el 2036, ¿esta medida tiene algo que ver con el 10% de arancel que se ha impuesto a nuestras exportaciones? Lo cierto es que las narrativas progresistas no pagan ni cuentan en el nuevo mundo de Trump.
Desde 1966 hasta el 2024, según el Banco Mundial, Estados Unidos ha perdido más de 7% del PBI mundial (hoy representa 23. 4 del PBI global). En ese mismo periodo Europa se derrumbó: perdió 12 puntos del PBI Mundial. Según el BM, desde 1980 hasta la actualidad, China pasó de representar el 1% del PBI mundial a un total de 18% del PBI global.
Si el análisis y las investigaciones nos llevan a comprobar que las barreras paraarancelarias mencionadas por Trump son reales, entonces, en la reciente globalización que culmina no hubo tanto libre comercio como se pregona. En cualquier caso, lo que sería imposible de entender es cómo así la élite de los Estados Unidos aceptó y construyó esta globalización tan adversa a la nación del norte. ¿Qué sucedió con la clase dirigente del actual imperio occidental ?
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