¿Llegará la paz a Colombia?

Sobre el reciente acuerdo entre el gobierno colombiano y las Farc

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y Rodrigo Londoño Etcheverry, alias Timochenko, jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), anunciaron, en una histórica reunión realizada en La Habana, su compromiso para firmar un Acuerdo de Paz que pondrá fin al alzamiento de ese grupo rebelde después de 50 años.

Acompañados por el presidente de Cuba, Raúl Castro, el mandatario colombiano y el jefe de la guerrilla se reunieron por primera vez desde que se inició el proceso de diálogo en octubre de 2012.  El plazo máximo para alcanzar el acuerdo ha sido fijado para marzo del 2016 y a partir de esta fecha la guerrilla tendrá 60 días para empezar con la entrega o “dejación” de las armas. “Hoy he venido hasta acá para decirle a las víctimas del conflicto que hemos llegado a un acuerdo sobre la base de justicia”, señaló Santos; y añadió optimista que “ha llegado la hora de la paz”.

Uno de los puntos más sensibles de las negociaciones de paz era el diseño de un sistema de justicia transicional que tenga como objetivo terminar con la impunidad, reparar a las víctimas, y establecer sanciones ejemplares a los responsables de los delitos. En ese sentido el comunicado presentado por Santos y Londoño crea una Jurisdicción Especial para la Paz con salas de justicia y un tribunal en el que se implementarán dos tipos de procedimiento: a quienes acepten su responsabilidad en los delitos se les aplicará una sanción entre 5 a 8 años de “restricción efectiva de la libertad, en condiciones especiales”; y para quienes lo reconozcan tardíamente o no lo hagan la pena sería de 5 a 20 años de prisión efectiva. El acuerdo contiene además la creación de un Sistema de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición y la aprobación de una ley de Amnistía.

No obstante este hito histórico, el ex presidente Álvaro Uribe y el uribismo en pleno han atacado el acuerdo señalando que “es un gran golpe de Estado a la democracia”. Uribe enfatizó que las condiciones de la negociación abren las ventanas a la impunidad del “grupo terrorista”. “El gobierno ha aceptado que los delincuentes no vayan a la cárcel a condición de decir la verdad”, expresa un documento emitido por el uribismo, y añade que los cabecillas “tendrán la indulgencia de la justicia”. Además, el documento señala que es inaceptable que los miembros de las fuerzas armadas se declaren culpables para no ir a la cárcel.

Alejandro Ordóñez, Procurador General de la República, también ha criticado el anuncio del Acuerdo de Paz. A través de un comunicado Ordóñez afirmó que el texto pactado está lleno de “ambigüedades” en torno a las penas que se impondrán al grupo guerrillero, “máximo responsable de las atrocidades”. El punto que ha levantado la ola de críticas refiere al verdadero significado de “restricción efectiva de la libertad, en condiciones especiales”. Bajo este término, según Ordóñez, “los cabecillas guerrilleros tendrán sanciones como trabajos comunitarios, obras y actividades”. “Omitir la pena de prisión para los máximos responsables es convertir el Acuerdo de Paz en Acuerdo de Impunidad”, dice el texto con las declaraciones del Procurador.

El otro punto neurálgico en las negociaciones era el problema agrario. El gobierno y el grupo armado señalaron que se implementará una Reforma Rural Integral (RRI) que tendrá como ejes principales el acceso y formalización de la propiedad, la ejecución de programas de competitividad, conectividad terrestre, créditos y mercado. La reforma sienta las bases para la transformación estructural del campo y propone solucionar las “causas históricas del conflicto”.

A pesar de las críticas de la oposición, el anuncio de un Acuerdo de Paz es trascendental para Colombia y América Latina. Ese país hermano ha soportado durante cinco décadas los embates del movimiento guerrillero más antiguo de Latinoamérica, en un conflicto que ha dejado más de 220 mil muertos. Todo indica que, como dijo el mandatario colombiano, la hora de la paz parece estar muy cerca para los colombianos.