Los países hispanoamericanos siguen perdiendo la batall...
La pechada del presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, a Donald Trump en la Casa Blanca no se entendería ni sería posible sin el respaldo de Europa. Más allá de la histeria del progresismo mundial sobre las formas del presidente estadounidense, lo cierto es que la reacción de Zelensky puso en pausa el plan de paz norteamericano. Sin embargo, horas después hubo una cumbre europea en la que Europa y Ucrania discutieron una propuesta de paz para entregarla a Estados Unidos. Era evidente que el imperio del siglo pasado volvía a rugir con fuerza.
Si la guerra continúa se tratará de una verdadera tragedia para la economía europea, que seguirá perdiendo productividad y competitividad por los altos costos de la energía –no se abastece del gas ruso– y que profundizará su declive general. Sin embargo, la guerra ya representa un verdadero holocausto para la población de Ucrania de y Rusia. Según las proyecciones del Wall Street Journal la cifra de muertos en la guerra sobrepasa el millón: más de 600,000 rusos y 480,000 ucranianos.
Por otro lado, Ucrania es una sociedad devastada, destruida en todos sus cimientos. Antes de la guerra tenía alrededor de 42 millones de habitantes. Hoy apenas quedan entre 25 y 27 millones de ucranianos. Un tercio de los que huyen del país se refugian en Alemania y Rusia (es la verdad que la prensa progresista oculta). Los rusófilos de Ucrania huyen a Moscú. Por otro lado, las pérdidas económicas de Ucrania por la guerra suman más de US$ 120,000 millones y, según el Banco Mundial, la reconstrucción del país sobrepasaría los US$ 400,000 millones.
Más allá de los dimes y diretes entre Estados Unidos y Europa, el gasto de ambos bloques occidentales en la guerra sobrepasa los US$ 300,000 millones sin considerar el costo del armamento enviado por los estadounidenses.Si observamos estas cifras es incuestionable que la idea de continuar la guerra por parte de Europa es otro delirio, otra de esas locuras que explican la primera y segunda guerra mundiales. ¿Qué puede justificar esta barbarie?
El argumento acerca de que Europa va a la guerra en defensa de la democracia y las libertades en Ucrania, con el objeto de contener el avance del oso ruso sobre Europa, no tiene la menor racionalidad. La guerra de Rusia contra Ucrania solo debilita y consolida para siempre la decadencia de Estados Unidos y Europa, mientras China se dedica a invertir, innovar y liderar el capitalismo mundial. En otras palabras, a reemplazar al único imperio que en el siglo XX y XXI defendió abiertamente las libertades republicanas y evitó el triunfo del sistema soviético. La guerra pone en el balcón de los espectadores a todas las coaliciones antioccidentales.
¿Por qué otra razón se justificaría la guerra? ¿Por la expansión panrusa sobre Europa? Quienes estudian el derecho internacional, quienes analizan los libros de historia, saben que el derrumbe de la ex Unión Soviética se produjo por el claro compromiso del presidente Ronald Reagan con el presidente ruso Mijaíl Gorbachev para crear una zona desmilitarizada entre Europa y Rusia. Una propuesta que fue respaldada por el papa Juan Pablo II. Gorbachov convenció al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética de iniciar la desmilitarización nuclear de Ucrania, una de las zonas con mayor número de ojivas nucleares. Sin embargo, Occidente y la industria militar estadounidense incumplieron totalmente estos acuerdos y pretendieron incluir a Ucrania en la OTAN, y la guerra se desató.
En la guerra entre Rusia y Ucrania la mayoría de los muertos vienen del lado ruso, siguiendo la regularidad de las invasiones de Napoleón y de la Alemania Nazi a través de la Operación Barba Roja. Europa siempre ha podido contener a Rusia, pero nunca pudo ganarle una guerra, porque ese objetivo implica controlar el territorio ruso. Sin embargo, mientras pone los muertos, Rusia suele replegarse y reconstruir su industria militar, en tanto resiste y luego pasa a la contraofensiva. Todas esas variables están hoy aplazadas por la variable nuclear, es verdad.
Europa no tiene cómo ganarle una guerra a Rusia. Lo demás es histeria de analistas occidentales progresistas. Pero si la guerra continúa, Europa profundizará su declive y los pocos jóvenes alemanes, ingleses y franceses que restan (debido a la baja tasa de natalidad en esos países) tendrán que partir a Kiev. Europa se convertirá en un espacio de ancianos jubilados, mujeres y jóvenes musulmanes.
De allí que, más allá de los histrionismos o cualquier yerro de la administración Trump, las dudas de Europa sobre ir a la guerra o no y convertir a Zelensky en un héroe es una verdadera locura, muy parecida a los delirios que organizaron los mayores cementerios de la humanidad en el siglo pasado.
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