Dictadura venezolana acelera su cubanización

Una sala del Tribunal Supremo chavista acaba de decidir que la Mesa de Unidad Democrática (MUD) —coalición que agrupa a todos los partidos y movimientos opositores a la autocracia de Nicolás Maduro— está impedida de participar en los próximos comicios presidenciales que el chavismo ha convocado luego de ejecutar, de manera pública y extrajudicial, al policía Óscar Pérez y a otros siete opositores (el crimen de lesa humanidad fue denunciado a través de las redes sociales por el propio policía).

La decisión de la dictadura chavista y el asesinato de los opositores se producen no obstante que el llamado “Gobierno bolivariano” ha aceptado dialogar con la oposición en Republica Dominicana. El argumento para vetar a la oposición es risible: que el movimiento Voluntad Popular —integrante de la MUD— de Leopoldo López no renovó su acreditación ante el Consejo Nacional Electoral. Pero no solo se trata del veto opositor, sino que se convoca a los comicios antes del 30 abril, no obstante que todas las elecciones generales para elegir al nuevo Gobierno se solían desarrollar en diciembre. Vale recordar que en las elecciones que convoca la autocracia chavist, se elegirá al gobernante del país para el periodo 2019-2025.

Es decir, adelanto electoral y veto a la oposición. A la dictadura chavista ya no le interesa guardar forma alguna y se cubaniza sin rubores. En otras palabras, Maduro y sus colaboradores han llegado a la conclusión de que cualquier espacio democrático, simplemente, es imposible ante la irritación generalizada de la población por el desabastecimiento y el desarrollo de una crisis humanitaria. En el chavismo se sabe que la democracia hoy es incompatible con su permanencia en el poder, no solo por los asesinatos de opositores y el aislamiento internacional, sino por la destrucción de una economía que —no obstante tener las mayores reservas petroleras del planeta— en el 2018 acumulará un retroceso de su PBI en alrededor de 50% desde el 2013. ¿Cómo se llegará a esta tragedia para el pueblo venezolano? El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que este año la economía llanera caerá en 15% del PBI, mientras que en el 2017 retrocedió en 14% y en el 2016 en 16.5%. Pero eso no es todo para explicar la crisis humanitaria de Venezuela. El año pasado la inflación se disparó a 2,400%, y se pronostica que el 2018 explotará hasta la increíble cifra de 13,000%.

Con semejantes números se entiende porqué los niños comienzan a morirse de hambre ante la vista y paciencia de la comunidad mundial, porqué los ancianos y los enfermos fallecen por falta de atención, porqué se llega hasta a matar a los perros para alimentarse y porqué más de un millón y medio de llaneros han huido de su país, además de otros hechos que configuran una auténtica crisis humanitaria.

A estas alturas la comunidad mundial y, sobre todo los latinoamericanos, ya saben que Maduro y la nomenclatura venezolana solo representan una camarilla de gente que se ha dedicado a saquear uno de los países más ricos de América Latina, a engordar una “boliburguesía” que camufla los robos del país con negocios simulados, y que no tiene el menor reparo en asesinar con tal de perpetuarse en el poder.

La comunidad internacional y los países latinoamericanos comienzan a pronunciarse con más firmeza frente a la autocracia venezolana. Los países y organizaciones latinoamericanos, igualmente, condenan con más aplomo los estropicios de la camarilla chavista. Sin embargo todo es insuficiente. Por ejemplo, Maduro no debería visitar el Perú a propósito de la Cumbre de las Américas a desarrollarse en abril en Lima. Una movilización popular debería impedirlo.

Luego de más de dos décadas del fin de la Guerra Fría, ¿cómo así el mundo libre está permitiendo que se organice una nueva Cuba, mucho más grande que la anterior? ¿Cuánto se ha dejado de hacer para que se genere una nueva barbarie en nuestra región?