A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
La decisión del Tribunal Constitucional de Bolivia de permitir una posible cuarta reelección de Evo Morales ha desatado una ola de indignación, que ha llevado a millones de bolivianos a protestar en las calles. Las manifestaciones ya han causado un muerto. La decisión del Tribunal, dicen los observadores, permitirá que Tribunal Supremo Electoral de Bolivia (TSE) habilite la nueva postulación de Morales. De esta manera, en la república altiplánica empieza a consolidarse un modelo político autoritario en base al protagonismo de un caudillo plebiscitario; aunque Morales no ha caído en el estatismo, proteccionismo e irresponsabilidades fiscales de Venezuela. Bolivia tiene un modelo autoritario, pero un manejo económico prudente, se puede sostener; pero no es exagerado preguntarse si Bolivia empieza a convertirse en la nueva Venezuela de la región.
Al respecto vale señalar que el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia (TSE) ya autorizó a Morales y Álvaro García Linera, actual vicepresidente, a participar como candidatos en las elecciones primarias del gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS), a realizarse en enero del próximo año. La autorización del TSE se produjo no obstante que en el referéndum del año pasado más de la mitad de bolivianos le dijeron “no” a la posibilidad de una cuarta postulación de Morales, quien ya lleva 12 años gobernando y se ha convertido en el mandatario boliviano con más tiempo en el poder.
Ante semejante situación, los movimientos cívicos congregados en Cochabamba ratificaron la movilización indefinida que tiene como fin la anulación de la resolución administrativa dictada por el Tribunal Supremo Electoral, que permite una cuarta postulación del jefe de Estado. Los movimientos de protesta señalan que, en caso de que no se anule la decisión del Tribunal en un plazo de 72 horas hábiles —que corren a partir de hoy— instalarán piquetes de huelga de hambre, bloqueos y vigilias en todo el país. No obstante que Morales no es favorito para ganar las elecciones frente a la postulación de Carlos Mesa, nuestros vecinos ya no confían en "el hijo ilustre de Venezuela", quien al mismo estilo chavista es capaz de manipular los resultados de las ánforas a su favor.
El autoritarismo boliviano no sería posible sin la intervención del MAS, el partido oficialista que se ha prestado a las maniobras políticas y constitucionales. Por su mayoría parlamentaria, el MAS logró que el Tribunal Constitucional Plurinacional habilite, de manera inconstitucional, a Morales para la reelección en el 2019. Y por si fuera poco, la Cámara de Diputados de Bolivia, con mayoría oficialista, aprobó la ley de Organizaciones Políticas, que adelanta las cuestionadas elecciones primarias para enero del 2019.
El Tribunal Constitucional falló a favor de Morales, justificando la resolución erróneamente en el artículo 23 de la Convención Americana de los Derechos Humanos, que establece que todos los ciudadanos deben tener el derecho de votar y ser reelegidos. Morales, pues, tiene todo “el derecho” de participar en los comicios de 2019. Y de ganar, gobernaría Bolivia hasta 2025. Un atropello total a la democracia boliviana. Con esta decisión del TC boliviano se vulneran claramente los límites establecidos en la Constitución, burlándose de la voluntad soberana de los ciudadanos que rechazaron una nueva postulación del jefe de Estado.
Las experiencias de los bolivianos deberían servir de ejemplo a los ciudadanos y demócratas peruanos sobre los riesgos que acarrean, para la democracia y las libertades, los plebiscitos y la emergencia de caudillos populistas.
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