Inaceptable demonización del sector privado en educación

Desde que se posibilitó la inversión privada en la educación surgió una inclemente campaña en contra de la inversión en este sector, sobre todo en contra del llamado “lucro en la educación”. Se argumentó, por ejemplo, que los centros educativos privados estaban exonerados de impuestos y, por lo tanto, no contribuían al Estado. Todo fue una leyenda, un mito, una absurda campaña de demonización de las inversiones privadas en el sector. Apoyo Consultoría acaba de publicar el informe “Estudio de la contribución económica de la educación privada en el Perú”, en el que se establece que el 2019 los centros privados de educación básica y superior pagaron más de S/ 1,200 millones en impuestos.

La leyenda surgió debido a que, por ejemplo, las universidades pueden repartir utilidades entre sus socios accionistas. Cuando se reparten utilidades todos deben pagar impuestos de acuerdo a ley. Nadie está exonerado. Sin embargo, si se reinvierte el dinero en el claustro académico, entonces tanto las universidades privadas como las públicas y asociativas (Católica, por ejemplo) se someten a la inafectación tributaria, tal como lo establece la Constitución y las leyes.

La campaña de demonización en contra del sector privado en la educación tiene otra arista extremadamente peligrosa: el control de precios; es decir, el control del monto de las pensiones. Sin embargo, si ese fuese un problema del sector, ¿cómo se explica que el informe de Apoyo establezca que el 73% de los alumnos de los centros privados de educación básica y superior provenga de los sectores C, D y E? Es decir, dos tercios del alumnado del sector privado pertenece a los sectores populares y emergentes.

El problema de las pensiones, entonces, más parece uno de políticos en busca de votos, de los eternos demagogos en busca de la popularidad fácil. El informe de Apoyo establece que las pensiones en los claustros privados ofrecen una amplia gama de posibilidades a las familias emergentes. 

De otro lado, ¿cómo se explica el incesante crecimiento de la matrícula en los centros de educación privada? Hasta hoy la educación privada sigue atendiendo un tercio de la matrícula en la educación básica y dos tercios en la educación superior. Es evidente que una de las explicaciones de estas cifras está en el fracaso de la educación pública: si una familia tiene posibilidad es incuestionable que matriculará a sus hijos en un centro privado. Algo así es posible porque la competencia en la oferta de centros de educación pública, privada y asociativa, ha posibilitado no solo bajar pensiones, sino también incrementar exponencialmente la calidad de los claustros.

A estas alturas es evidente que no se puede imaginar la reforma de la educación en el Perú sin el aporte del sector privado. Si se prohibiera la educación privada, el Estado tendría que incrementar el presupuesto educativo en S/ 20,000 millones. Es decir, 60% más del actual presupuesto del sector. 

Imposible para una sociedad de ingreso medio.