Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
La ofensiva que algunos sectores de la sociedad han iniciado en contra del sector privado en la educación, no es solo un asunto de populismos y búsquedas del aplauso de la semana. El objetivo principal es liquidar al sector privado, que atiende un tercio de la matrícula en educación básica y dos tercios en la superior, para establecer una hegemonía cultural, ideológica y política de largo plazo.
Amigo lector, si tiene alguna duda sobre esta tesis observe el ejemplo de Chile, el país latinoamericano que mejor se ubicaba en los rankings mundiales de educación, que hoy está al garete porque las corrientes comunistas y colectivistas han controlado el magisterio, precisamente a partir de una campaña contra el sector privado de la educación y el sistema de vouchers. Las acciones pre insurreccionales en Chile –reclamando “igualdad y lucha contra la pobreza” en el país que tiene todavía el ingreso per cápita más alto de América Latina y el menor índice de pobreza (10% de la población)– nacieron en las aulas escolares, desde los nidos, desde los colegios de educación básica y, por supuesto, desde las universidades. Mire este video aterrador en el que los profesores comunistas adoctrinan a niños inocentes.
Por todas estas consideraciones, los proyectos de ley que pretenden establecer controles de precios (o rebajas) en las pensiones educativas e intervenir entre los contratos entre privados (el centro educativo y los padres de familia) no solo violan abiertamente la Constitución y las leyes –que prohíben controlar precios, regular mercados e intervenir entre contratos privados–, sino que buscan quebrar el sector privado con objeto de estatizar el sistema. De esta manera la evidente infiltración marxista en el Ministerio de Educación se volvería más eficaz en su objetivo de controlar los currículos y los sistemas de enseñanza - aprendizaje, tal como lo vemos en el ejemplo de Chile.
¿Una exageración de una afiebrada mente derechista? De ninguna manera. Con el programa “Aprendo en casa” los peruanos hemos contemplado cómo las ideologías comunistas se han infiltrado en diversas áreas del Estado y el sector Educación. En una de esas clases, que llega a millones de niños, aparece un video en que una voz grave –que presume de conocimiento–, señala que existe “un español estandarizado” que solo hablan las clases dominantes y que excluye a los marginados. ¿Cómo es posible que una barbaridad de este calibre, que rezuma ignorancia en cada frase, haya pasado en nuestro sistema educativo? ¿Acaso la burocracia del sector Educación no sabe que el castellano está estrictamente estandarizado –según la Real Academia Española– y que se habla y se escribe bien o mal? Claro que hay dejos, tonos, regionalismos; pero se habla y se escribe bien o mal. No hay otra. La única explicación de este despropósito, entonces, es la guerra ideológica. Es evidente, pues, que los comunistas, en la guerra por vaciar los contenidos del lenguaje, han llegado a la conclusión de que el idioma debe liberarse de “las ataduras de la Real Academia Española” para hablar de acuerdo a los objetivos de la ideología.
Por todas estas consideraciones, la ofensiva contra el sector privado de la educación es parte de una estrategia mayor de control cultural, ideológico y político de los sentidos comunes de la sociedad. Esa especie de escuela de “pioneritos” –casi parecidos a las escuelas del senderismo en el Vraem– que vemos en los centros iniciales de Chile, es una clara confirmación del análisis que planteamos.
Sin embargo, no solo se trata de ejemplos internacionales. Nunca debemos olvidar que en el Perú la feroz guerra que desató el comunismo terrorista en los ochenta, en realidad, fue una guerra iniciada por maestros y alumnos, luego de que el maoísmo controlara las universidades y la escuela pública durante décadas. Es hora, pues, de recuperar el principio de que la educación es la madre de todas las batallas a favor de las libertades políticas y económicas. Mañana será demasiado tarde, tal como quizá sucede en Chile.
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