Todo indica que el Ejecutivo seguirá desarrollando salv...
Debido a que la pandemia del coronavirus alcanzó a la región Cajamarca, el Fondo Social de Michiquillay (FSM) acordó de manera virtual la entrega inmediata de kits nutricionales para prevenir la desnutrición y enfrentar en mejores condiciones la pandemia. El objetivo del FSM –conformado por representantes de las comunidades campesinas de los distritos cajamarquinos de La Encañada y Michiquillay, y de la minera Southern Peru Copper Corporation, concesionaria del proyecto minero Michiquillay– es desarrollar programas de carácter social destinados a mejorar el bienestar de las comunidades de influencia minera.
En las comunidades de Quinuayoc, Chancas y Pedregal, los pobladores –la mayoría dedicados a la agricultura familiar o de sobrevivencia– reciben asistencia técnica y también herramientas, semillas, fertilizantes y pesticidas. Por otro lado, antes de la pandemia e inicio del año escolar 2020, el FSM anunció la entrega de paquetes escolares, a través de vales o comprobantes de pago canjeables por dinero. Montos de hasta S/ 450 para útiles escolares, S/ 140 para aseo personal, S/ 160 para mochilas cartucheras y gorros, S/ 95 para zapatos y S/ 390 para buzos y uniformes. De esta manera, el proyecto Michiquillay incentiva la asistencia y reinserción escolar en los niveles inicial, primaria y secundaria. Asimismo, por la importancia de la educación, el FSM invierte S/ 1.49 millones en la construcción de la Institución Educativa N° 883, del caserío Rodacocha, en la comunidad campesina La Encañada.
No obstante todos los esfuerzos para mejorar las actividades agropecuarias, educativas, de salud y otros, en febrero pasado, en el XII Congreso de la Federación Regional de Rondas Campesinas, Urbanas e Indígenas, se acordó detener las actividades mineras en la región del norte. Por su carácter antisistema, la izquierda extrema busca controlar las rondas campesinas – convertidas en organizaciones autónomas– y subordina a las autoridades comunales y locales, inclusive por encima de la policía, la Fiscalía y el Poder Judicial. El objetivo de las dirigencias marxistas es instrumentalizar la movilización social para impedir el diálogo democrático e imponer sus criterios ideológicos.
Las denominadas “cabeceras de cuenca” dominaron el congreso ronderil de febrero pasado. Según el concepto inventado por el ambientalismo comunista, las aguas de los ríos “nacen” a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.), desconociendo el ciclo hídrico natural: las lluvias dan origen a ríos, manantiales, bofedales, corrientes subterráneas, niveles freáticos, aguas termales, lahares y otros fenómenos naturales desde los primeros días de la Tierra. Esas aguas además se desperdician en el mar, por la ausencia de diques, reservorios, cochas y sistemas (hídricos) de almacenamientos y conducción de agua y napa freática por las fracturas geográficas de la cordillera. La nula capacidad de gestión de las autoridades, la corrupción e influencia extremista detiene los proyectos hídricos.
Para el ex congresista Marco Arana, del Frente Amplio (FA) –dueño de la ONG antiminera Grufides e impulsor de las cabeceras de cuenca–, las actividades mineras consumen el agua disponible en las alturas. Falso. Por ejemplo, la minera Yanacocha construyó en Cajamarca la represa Chailhuagón –2.6 millones de metros cúbicos de agua, el doble de la laguna antes de la represa–, el primero de cuatro reservorios planificados por el proyecto de cobre Conga (paralizado por Arana, Nadine Heredia y el estribillo “agua sí, oro no”). Cajamarca es hoy una de las regiones más pobres y con los índices sociales (anemia) y económicos (desocupación) más bajos del país. Situación agudizada con la pandemia del coronavirus.
Southern ganó, en subasta pública, la concesión del proyecto Michiquillay –US$ 2,500 millones para producir 225,000 toneladas de cobre al año, además de molibdeno y otros subproductos–, ofreciendo US$ 400 millones por la transferencia y 3% de regalías anuales. Por la pandemia, es necesario recuperar el tiempo perdido, siendo el primer paso el proceso de elaboración del Estudio de Impacto Ambiental (EIA), el cual debe contar con el respaldo de las autoridades competentes.
Vale señalar que el 50% obtenido de la subasta ha sido destinado al FSM. Los peruanos de buena voluntad esperan que el fondo sea utilizado en actividades productivas para generar empleo, tanto agrícolas como mineras y de otros tipos.
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