¡Ministro de Salud contra industria alimentaria!

El Congreso acaba de aprobar el sistema de semáforos para el etiquetado de los alimentos industriales que —mediante los colores rojo, amarillo y verde— indica qué productos son peligrosos (altos), medianamente aceptables (intermedios) y saludables (bajos) por su contenido de azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans.

La decisión del Legislativo solo asume las prácticas que se siguen en los países desarrollados y los estados que pertenecen a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) que, por cierto, tienen los mejores sistemas de salud y la esperanza de vida más alta en el planeta. Se trata, entonces, de una decisión que debió ser celebrada por todos. Sin embargo, desató la abierta oposición del actual titular de Salud, Abel Salinas, algunos doctores que se dedican al periodismo y diversos colegas de las redacciones.

Lo más lamentable de todo es que los opositores al sistema de semáforos defienden los octógonos prohibitivos que solo alertan sobre los niveles altos (sin educar qué porcentaje es mediano o bueno para la salud) en azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans. Todo ello sobre la base de una serie de mentiras y leyendas que comienzan a ser preocupantes, al estilo de los mitos que desarrollan los sectores antimineros para detener las inversiones de cobre.

Se arguye, por ejemplo, que los países que preservan la salud han optado por los octógonos prohibitivos. Falso. El doctor Javier Morán, un especialista español en Servicios de Gestión de Salud, ha precisado que los octógonos prohibitivos solo existen en dos países: Uruguay y Chile que suman una población algo mayor a los 20 millones de habitantes. En cambio, agrega, el sistema de semáforos se aplica en sociedades que suman más de 1,629 millones de habitantes. Es decir, en los desarrollados y los que pertenecen a la OCDE. ¿Debería el Perú dudar en asumir el sistema de los países con los más altos estándares de salud? Es evidente que no.

Pero eso no es todo. Se ha afirmado que en los países en los que se ha asumido los octógonos los resultados son buenos. Falso. En una reciente encuesta se ha demostrado que la obesidad se ha disparado en la sociedad chilena. El ministro Salinas debería saber que en el Perú la anemia afecta al 43.5% de los niños, casi a la mitad. Por lo tanto, en ese tema debería focalizar su trabajo y evitar sumarse a la campaña contra la industria alimentaria que desarrollan los sectores anticapitalistas con el objeto de concretar la ONG propia. Algo más para entender la total desubicación del titular de Salud. Del total de ingesta de alimentos de los peruanos solo 10% corresponde a los alimentos industriales, ¿cómo entender entonces la campaña frenética de Salinas?

Si el Codex Alimentarius —promovido por las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, y al que se han adherido 188 países— establece que las etiquetas de los alimentos industriales deben informar para que los consumidores discrimen, que deben contener datos sobre los alimentos, y que se deben impedir cualquier información que provoque miedo, ¿por qué el ministro de Salud y algunos periodistas se empeñan en defender los octógonos prohibitivos y alientan esta campaña contra la industria alimentaria?

A entender de este portal, la izquierda y los sectores anticapitalistas comienzan a desarrollar una feroz campaña para intentar apropiarse de las banderas de la defensa del consumidor, tal como lo han hechos en los temas de derechos humanos, el medio ambiente y las cuestiones de género. El objetivo de esta campaña contra la industria alimentaria es enfrentar a los consumidores con las empresas y los mercados, como si fuese posible la existencia una sociedad de consumidores sin la competencia entre las empresas privadas.

En todo caso, estamos advertidos. El anticapitalismo no solo está en la izquierda y los activistas, sino también en el Gabinete de la señora Aráoz.