Editorial Economía

Los octógonos anti industria alimentaria

El Congreso debe rectificar política anti industrial

Los octógonos anti industria alimentaria
  • 07 de agosto del 2018

 

La izquierda ha logrado imponer la idea de que el financiamiento privado del espacio público (partidos políticos y campañas electorales) es nocivo para la democracia. Alienta la idea de que solo el Estado debe financiar al sistema político, y defiende con uñas y dientes el subsidio estatal a los medios de comunicación privados. En el sueño de la izquierda, el Estado debe financiar a los partidos y los medios. Es decir, un Estado listo para que un autócrata como Hugo Chávez se apodere de la sociedad a punta de referéndums. La democracia en Occidente se consolidó por el camino contrario: el sector privado financia a los partidos y los medios disputan la publicidad en el mercado.

¿A qué viene todo esto? El subsidio estatal a los medios tiene mucho que ver con la orientación anticapitalista y pro ONG de muchas redacciones. En el Perú el sueño de la izquierda ha comenzado a ser realidad, a vista y paciencia de todos, y con una serie de leyendas y medias verdades. Por ejemplo, el doctor Elmer Huertas, de RPP, ha desarrollado una abierta campaña en contra de la industria alimentaria, promoviendo los octógonos prohibitivos que solo alertan de los niveles altos de azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans, de los alimentos procesados. Una propuesta que se contrapone al sistema de semáforos que aprobó el Congreso y que —en base a los colores rojo, amarillo y verde— indica los niveles alto, medio y saludable de azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans.

Pero lo tragicómico de las cosas —y que revela una falta de equilibrio total en la información— es que unos meses atrás Huertas defendía sin pudores el sistema de semáforos para Ecuador. En un artículo publicado en El Comercio, el mencionado galeno señalaba lo siguiente: “Al respecto, qué envidia con el Ecuador, amable lector. Ellos tienen un sistema clarísimo de etiquetado de alimentos industriales, el cual está basado en un simple semáforo de luz verde, ámbar y roja para darse cuenta del contenido de sus ingredientes. Entristece también que las industrias peruanas que comercializan sus productos en el Ecuador tengan esas claras etiquetas para nuestros vecinos del norte, mientras que al mismo tiempo la niegan para su propia gente”.

El problema es que durante la administración pepekausa el Ministerio de Salud aprobó un Manual de Advertencias Alimentarias, que proponía los octógonos. Como respuesta, el Congreso aprobó el sistema de semáforos. El Ejecutivo lo observó y el nuevo Gobierno de Vizcarra volvió a promulgar los octógonos. Allí estamos.

Pero, ¿cuáles son los falsos argumentos de los promotores de los octógonos? Se ha señalado que los países desarrollados tienen sistemas de etiquetados en base a los octógonos. Totalmente falso. Los octógonos anti industriales solo se aplican en Chile, donde están en plena revisión por el incremento de la obesidad. Y se aplicarán en el Perú.

En todos los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se emplean las etiquetas informativas y el sistema de semáforos siguiendo las recomendaciones del Codex Alimentarius, respaldado por 188 países en el planeta. El motivo: en el Codex se señala que las etiquetas de los alimentos industriales no deben causar temor, sino que deben informar. Bueno, los octógonos solo causan pánico.

Igualmente los defensores de los octógonos han señalado reuniones internacionales en las que se habría establecido que el Perú está tercero en obesidad en la región. Todo es falso. Muy por el contrario, en el país solo el 10% de la ingesta total de alimentos corresponde a los alimentos industriales mientras que el 43.6% de la niñez padece de anemia. Y cuando los niños y los ancianos se mueren de frío por las heladas en los Andes, ¿qué hace el Gobierno de Vizcarra peleando por los octógonos anti industriales?

¿Cómo comprender entonces esta campaña? Así como en la minería hay capitales mundiales interesados en que no se concreten las inversiones en cobre (Conga y Tía María) para especular en las bolsas mundiales, de la misma manera —en cuanto a los alimentos procesados— existen sectores que buscan quebrar la industria alimentaria para luego comprarlas empresas a precio de remate. Son los mismos sectores que buscan prohibir el financiamiento privado de los partidos y promueven a las ONG antimineras, de derechos humanos, ambientales, de temas de género y ahora de “defensa de los consumidores contra los ‘chupasangres’ de la industria alimentaria”. Estamos advertidos.

 

  • 07 de agosto del 2018

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