Todo indica que el Ejecutivo seguirá desarrollando salv...
Una página web institucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) ha publicado días atrás un “reportaje” sobre la contaminación por metales pesados en la provincia cusqueña de Espinar. El reportaje se sostiene sobre todas las narrativas desarrolladas por la izquierda marxista y antiminera, a través de sus oenegés que culpan –directa e indirectamente– a las operaciones mineras por los casos de pobladores de las comunidades contaminados por metales pesados, por más que existan estudios técnicos y científicos que indiquen lo contrario.
Cuesta creer que una universidad del prestigio de la PUCP no cruce información y además se preste para continuar con la estrategia marxista en contra de las inversiones privadas en minería. Sobre todo en el corredor minero, la zona estratégica de cobre peruano.
El reportaje, publicado con anuencia de la prestigiosa universidad, indica que “un estudio científico llevado a cabo por Amnistía Internacional en colaboración con la organización Derechos Humanos Sin Fronteras encontró altos niveles de plomo, cadmio, arsénico, mercurio y manganeso en las muestras de sangre y orina de 117 personas de Espinar... (que) se encuentran en el área de influencia del proyecto minero Antapaccay Expansión Tintaya, propiedad de la transnacional anglo-suiza Glencore”.
Aquí hemos seguido al detalle y con atención el denominado caso de contaminación por metales pesados, que junto con el caso de las esterilizaciones forzadas son los caballos de batalla de la izquierda marxista, en este caso, para desacreditar a la minería moderna. Una actividad que ha contribuido a la reducción de la pobreza como jamás en la historia de la provincia cusqueña.
Así, nos gustaría conocer a qué “estudio científico” se refiere el mencionado reportaje. O cuáles son las muestras recogidas y –sobre todo– que sean públicas. Aquí jamás hemos negado la existencia de casos de contaminación por metales pesados.
Es cierto que los hay porque las aguas de los ríos del sur tienen una contaminación natural debido al fenómeno lahar; es decir, a la intensa actividad volcánica en las nacientes de las cuencas. Lo que hemos negado de manera contundente es que la contaminación por metales pesados sea responsabilidad de las operaciones mineras que se desarrollan en el corredor minero. Y no lo aseguramos solo nosotros, sino también diversas instituciones del Estado que publicaron un estudio técnico y científico en febrero pasado, y al que hemos dado extensa cobertura en otros editoriales.
Así, vale recordar que meses atrás se conformó una “Comisión multisectorial encargada de evaluar los posibles daños en las comunidades originarias de Espinar en el Cusco”. Esta Comisión publicó un informe concluyente: no existe contaminación ocasionada por la minería moderna en la zona. En esta Comisión participaron el Ministerio del Ambiente, el Ministerio de Energía y Minas, la Autoridad Nacional del Agua (ANA), OEFA, el Gobierno Regional del Cusco, la Municipalidad Provincial de Espinar y representantes de todas las comunidades involucradas.
Incluso luego de conocerse el informe de la Comisión se desarrolló un monitoreo participativo (entre los días 24 y 30 de marzo pasado), en el que también participaron representantes de todas las instituciones involucradas, para evaluar las conclusiones del informe.
Pero, ahora, el reportaje auspiciado por la PUCP afirma, entre otras cosas, que los pobladores contaminados “se encuentran en el área de influencia del proyecto minero Antapaccay Expansión Tintaya”. ¿Cómo se llama eso? ¿Periodismo? ¿Propaganda? En fin.
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