Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Per&uac...
En el corredor vial del sur, en donde se emplazan las minas que producen el 40% del cobre nacional, se estima que transitan 100 volquetes diarios con la producción de la minería ilegal, con las tolvas descubiertas. A su paso los camiones contaminan todas las poblaciones y comunidades creando un problema ambiental que nadie denuncia. Aparte, claro está, del sistema de producción ilegal que explota los recursos sin preservar estándares mínimos en los socavones de las concesiones de la minería moderna.
Vale anotar que los camiones de la minería moderna tienen las tolvas encapsuladas para evitar derrames de material; sin embargo, las concesiones formales suelen ser demonizadas como amenazas para el medio ambiente por las oenegés anticapitalistas. Hoy nadie dice nada frente a la minería ilegal.
De alguna manera el avance de la minería ilegal es el producto de las leyendas y narrativas antimineras que bloquean y paralizan las concesiones de la minería moderna. Allí donde no es posible desarrollar la minería moderna en armonía con el medio ambiente y la agricultura, en base a los más altos estándares ambientales, aparece la minería ilegal.
En la provincia de Pataz la alianza de la minería ilegal ya ha dejado 17 trabajadores muertos, 23 heridos y 15 torres de alta tensión derribadas. Se calcula que alrededor de 600 volquetes salen diariamente con mineral ilegal, con una producción que no pertenece a las empresas formales Minera Poderosa, Horizonte ni Aurífera Retama. Reciente información señala que existen alrededor de 30 plantas que procesan la producción ilegal.
Allí donde se bloquea y paraliza a la minería moderna avanza la minería ilegal. El caso del proyecto Tambogrande de Manhattan en Piura es paradigmático: se bloqueó un proyecto moderno de inversiones en oro en supuesta defensa del mango y el limón de la zona, pero el resultado es devastador: la minera moderna se fue y ahora centenas de mineros ilegales destruyen el medio ambiente con mercurio y fomentan la trata ilegal de personas y diversas formas de delincuencia.
De allí la enorme importancia de denunciar a la minería ilegal en el corredor vial del sur que amenaza la producción de las minas de cobre modernas. Los incidentes con la minería ilegal en el corredor vial se han convertido en hechos cotidianos. Por ejemplo, unas semanas atrás la Dirección de Medio Ambiente de la policía nacional (PNP), la Dirección de Operaciones Especiales de la PNP y representantes del Ministerio Público desarrollaron una gran operación contra la minería ilegal en Tambopata en la provincia de Cotabambas de Apurímac y los montos incautados sobrepasaron los S/ 2.5 millones. Asimismo, se acaba de hacer cumplir el mandato judicial para desalojar el tajo Chalcobamba de Las Bambas, en el sector Salawi.
De alguna manera, pues, se percibe una reacción del Estado en contra de la minería ilegal en el corredor vial del sur, sin embargo, todo parece insuficiente. El Estado, la sociedad y los peruanos de buena voluntad deberían entender que si la minería ilegal avanza en el corredor vial del sur, si no se recupera el Estado de derecho frente al crimen organizado en Pataz, la minería en vez de convertirse en la bendición de los peruanos, en una fuente principal para reducir pobreza, se convertirá en una verdadera maldición.
La minería ilegal no solo destruye el medio ambiente, no solo no paga impuestos ni genera empleo formal, sino que se convierte en una de las causas principales de la destrucción del Estado de derecho.
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