Editorial Economía

Bosques y desarrollo nacional

Peligrosa ofensiva de taladores ilegales

Bosques y desarrollo nacional
  • 22 de marzo del 2018

 

La trazabilidad es un procedimiento por el cual es posible identificar el origen de determinada madera. Recientemente el despacho del Alto Comisionado en Asuntos de Lucha contra la Tala Ilegal, del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), presentó un trabajo sobre el tema. La importancia de la trazabilidad radica en la información forestal y datos históricos de la madera: su origen, trayectoria y ubicación mientras se transforma y transporta.

La procedencia de los pedazos de madera que se encuentran en un centro de transformación puede ser identificada con el árbol del que se obtuvo esa madera, si este ha sido censado y marcado previamente. ¿Por qué tanto esfuerzo por la trazabilidad en Perú? Por el enorme daño que los taladores ilegales y contrabandistas le hacen a los bosques peruanos.

De acuerdo al Minagri, 120,000 hectáreas de bosques corren el riesgo de seguir siendo taladas de manera ilegal cada año. De acuerdo al ministerio del sector, en el 2015, luego de haberse ejecutado diversos planes operativos, se contabilizó que 95,000 árboles fueron talados en zonas no permitidas. Se calcula que las ganancias de esa actividad ilícita fueron de más de S/ 170 millones. Allí, pues, radica la importancia de la trazabilidad.

Sin embargo, el Perú no puede continuar con las políticas policiales que agotan y distraen los presupuestos, persiguiendo constantemente a la criminalidad organizada que, además, comete delitos ecológicos. Estas son políticas que apartan al Estado del verdadero objetivo: crear las condiciones de propiedad en las comunidades, con leyes para fomentar las concesiones forestales, y otorgarlas a personas jurídicas y no personas naturales, con experiencia y capacidad financiera. Asimismo, la situación no cambiará si no se construye la necesaria infraestructura productiva: carreteras, puertos y energía eléctrica, además de servicios educativos y médicos.

Empoderar a los pobladores indígenas de la selva baja es, tal vez, el primer paso para reformular la explotación racional de los recursos forestales. Hacerlos propietarios para que puedan proteger lo que es suyo, denunciando y espantando de sus territorios a los taladores ilegales y contrabandistas. Y así, con título en mano, las comunidades organizadas pueden sentarse cara a cara con los inversionistas forestales, que ahora obtienen concesiones por 40 años en extensiones de terrenos de 40,000 hectáreas.

No hay mejor interdicción en contra de las actividades ilegales en los bosques que darles autoridad de propietarios a los campesinos. Los pobladores, defendiendo lo suyo y alejando a la criminalidad, pueden establecer contratos de forestación, reforestación y explotación racional con el sector privado que, por su capacidad económica y know how, puede enrumbar el destino de los bosques peruanos.

Pero antes, para no actuar a ciegas, es necesario un mapeo de los recursos forestales nacionales. Con trabajos como la reciente publicación de junio 2017, Nuestros bosques en números, del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor). En el estudio se observa que en la costa, en la estrecha franja de arenales —de 15.03 millones de hectáreas—, que representa el 11.69% del territorio nacional, por debajo de los 2,000 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.) —principalmente en los departamentos de Tumbes, Piura, Lambayeque y La Libertad— predominan árboles de porte bajo en bosques de tipo seco. En la sierra, de 35.26 millones de hectáreas, que representa el 27.44% del territorio nacional —desde Piura y Cajamarca hasta Puno y Tacna, sobre los 2,000 m.s.n.m. y hasta los 3,800 m.s.n.m.— de páramos, pajonales altoandinos y bosques de porte bajo, predominan el queñual y eucalipto. Y, en la selva baja, de 47.14 millones de hectáreas, que representa el 36.68% del territorio nacional —sobre los 100 m.s.n.m., en los departamentos de Loreto y Madre de Dios, hasta los 500 m.s.n.m., en los departamentos de San Martín, Huánuco y Cusco— predominan árboles de 45 metros de altura, definidos, rectos, frondosos y con copas amplias, especies como el machimango, el shimbillo y la quinilla.

La situación forestal no puede ser tan desventajosa frente a Chile y Ecuador. Con los extensos territorios forestales Perú podría ser una potencia exportadora de madera y de sus derivados.

 

  • 22 de marzo del 2018

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