¡Basta de mentiras e intentos de demonizar al sector privado!

Ahora que los precios de la canasta básica se disparan por las nubes –afectando la economía familiar– por la devaluación catastrófica del sol, es casi seguro que los principales voceros de la administración Castillo repetirán el conocido estribillo chavista: ¡Se trata de un sabotaje de los empresarios en contra de la revolución y los cambios!

Algunos voceros de la administración Castillo ya han repetido estos argumentos y han hablado de sabotajes del sector privado. Sin embargo, la mayoría de peruanos que ha trabajado y ahorrado en las últimas décadas, frente al anuncio de un cambio de régimen en que la propiedad privada se convierte en relativa, se refugia desesperada en el dólar y, entonces, sube el precio de esta moneda. Ciudadanos y empresas, pues, frente al anuncio de una constituyente y la designación del Gabinete Bellido, se refugian en el dólar como la única manera de salvar sus ahorros.

Esta tragedia se escenifica pese a que el dólar debería estar a la baja. El Perú es segundo productor mundial de cobre y el precio del metal rojo está en una trepada sin precedentes. Es decir, están entrando más dólares a la economía. A pesar de ello, el dólar sigue subiendo. Una verdadera catástrofe nacional.

Otro de los temas en que la ofensiva comunista se materializará es la llamada “segunda reforma agraria” que suelen repetir todos los integrantes del Gabinete Bellido. ¿De qué reforma agraria se habla? En el Perú existen más de 4.5 millones de tierras dedicadas a la agricultura, de las cuales apenas 250,000 hectáreas están dedicadas a la agroexportación. En otras palabras, solo el 5% de las tierras están conducidas por corporaciones y concretan inversiones intensivas en capital. 

Si se trata de reformas se debería entonces voltear los ojos hacia las más de 4.25 millones de hectáreas que son conducidas por más de 2 millones de minifundistas, que desarrollan una agricultura de subsistencia, sobre todo por responsabilidad directa del Estado: falta de títulos de propiedad, de créditos, de promoción de estrategias de asociatividad para crear economías de escala y de estrategias de inversión y exportación. Sin embargo, cuando los comunistas hablan de reforma agraria solo sueñan con expropiar la riqueza producida en el 5% de las tierras. Una locura que se debe denunciar.

Igualmente, cuando se habla de la salud, las corrientes comunistas suelen desarrollar todos los efectismos y propagandas de los que hacen gala. Por ejemplo, señalan que la falta de salud se explica por “el neoliberalismo” en las políticas de salud. Se olvidan de señalar que en la última década el presupuesto del sector se multiplicó por diez, y que los últimos ministros de salud han sido militantes de los partidos aliados del señor Castillo.

Asimismo, suelen enfilar contra las clínicas privadas, señalando que son las causantes del fracaso del sistema de salud. Ocultan la verdad acerca de que solo el 5% de la población se atiende en el sector privado.

Algo parecido sucede con el precio de las medicinas. Se pretende cargar la responsabilidad del incremento de precios o la escasez de medicinas al sector privado. Aquí también se oculta adrede que las farmacias del Ministerio de Salud y de Essalud suman más de 8,000 establecimientos que canalizan el 80% de la oferta de medicinas. Apenas el 20% está en el sector privado. ¿Cómo entonces que el sector privado es el responsable de los precios y la escasez de medicamentos?

Es hora de aclarar a la ciudadanía que el Estado es el responsable del fracaso en la redistribución de la riqueza nacional que aportan los privados a través de los impuestos. Es hora de señalar que, si no hay salud, no hay buena educación, si en las zonas mineras no se construyen escuelas ni postas médicas, todo se explica por la ineptitud de un Estado, de una burocracia socialista, que es incapaz de redistribuir la mayor riqueza que ha manejado el Estado republicano a lo largo de su historia.