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La región de Arequipa, al sur del Perú, ha experimentado un preocupante aumento en sus niveles de pobreza, que se han duplicado en solo tres años, llegando al 14% en 2022, en comparación con el 6% registrado en 2019. No obstante que la pobreza en Arequipa está muy por debajo del promedio nacional (27.5%), los distritos más afectados son Alca (La Unión) y Tapay (Caylloma), con un índice de pobreza del 40%, es decir, con niveles de pobreza que se asemejan a las regiones más pobres del país.
La pandemia de la Covid-19 a partir de 2020 exacerbó la crisis económica en Arequipa. Aunque hubo una pequeña recuperación a principios de 2022, esta tendencia se vio afectada por los problemas económicos y las protestas sociales posteriores, lo que impidió una recuperación sostenida. Y desde diciembre del año pasado, la situación empeoró debido al intento de autogolpe de Estado por parte del expresidente Pedro Castillo, lo que generó marchas radicalizadas y cierres de vías de comunicación, que afectaron la productividad en múltiples sectores.
Para enfrentar estas tendencias negativas es fundamental fomentar el empleo formal mediante la inversión de empresas privadas. Pero como se sabe, los conflictos sociales son la mayor amenaza para el empleo, pues han puesto en riesgo 1.1 millones de puestos de trabajo, lo que representa el 27.8% del empleo formal en la región. Y el sector más afectado es evidentemente la minería, ya que Arequipa cuenta con algunos de los más importantes proyectos mineros de cobre del país.
Un caso destacado es el proyecto cuprífero Tía María, otorgado en concesión a la empresa Southern Perú, que representa una inversión de US$ 2,000 millones y está destinado a convertirse en uno de los principales impulsores de la economía de Arequipa. Se espera que Tía María produzca alrededor de 120,000 toneladas métricas de cobre (TMC) anuales, aporte más de S/ 300 millones en concepto de canon y regalías al país, y genere más de 9,000 empleos en su área de influencia. El proyecto ha cumplido rigurosamente con todas las exigencias establecidas por el Estado y cuenta con todas las autorizaciones necesarias, incluida la llamada "licencia social". Por lo tanto, no existen obstáculos para el inicio de la fase de construcción.
A diferencia de la mayoría de los proyectos en el sur de Perú, Tía María se ubica en un desierto, a nivel del mar. Esto impide que los opositores a la minería planteen los habituales cuestionamientos sobre su ubicación en lo que se conoce como "cabeceras de cuenca" a altitudes superiores a los 3,000 metros sobre el nivel del mar o cerca de zonas agrícolas. Además, la empresa concesionaria, Southern Perú, ha propuesto al Gobierno que construirá –como parte del proyecto– la represa de Paltiture, que tendría un impacto sumamente beneficioso para la agricultura regional. Si el proyecto de cobre Tía María estuviera en operaciones, el canon de Arequipa se elevaría de S/ 127 millones a S/ 400 millones. En la provincia de Cocachacra –donde se ubica el proyecto– el canon se elevaría de S/11 millones a S/ 35 millones.
Otro importante proyecto minero es Zafranal, localizado entre los distritos de Huancarqui y Lluta, en las provincias arequipeñas de Castilla y Caylloma, respectivamente. Una de las características distintivas de este proyecto es su ubicación estratégica, ya que se encuentra alejado de centros poblados y fuentes de agua superficiales, situándose en una zona semidesértica. Es importante resaltar que no se encuentra en la cabecera de cuenca y se encuentra a más de 20 km en línea recta de cualquier centro poblado, lo que minimiza su impacto en las comunidades cercanas.
La Compañía Minera Zafranal tiene proyectado iniciar su producción durante el primer semestre de 2025. La magnitud de la inversión estimada para este proyecto es impresionante, alcanzando los US$ 1,473 millones, distribuidos en US$ 1,263 millones como inversión inicial y US$ 210 millones destinados al capital de sostenimiento. Además el proyecto tendrá un impacto significativo en la generación de empleo en la región. Durante la etapa de construcción, se prevé la creación de 2,900 empleos directos y 1,900 empleos indirectos. Una vez en operación, se proyecta que el proyecto mantendrá 1,900 empleos directos y 2,000 empleos indirectos, lo que contribuirá de manera notable al desarrollo económico y social de las comunidades locales.
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