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Su libro Hojas de hierba es un hito de la literatura universal
El día de ayer, 26 de marzo, se cumplieron 125 años de la muerte del gran poeta norteamericano Walt Whitman (1819-1892), considerado uno de los fundadores de la lírica moderna; una labor que realizó en forma paralela y complementaria con sus coetáneos, los simbolistas franceses. Mientras estos últimos apelaban al poder de las metáforas para crear universos literarios alternativos, Whitman intentó hacer una épica contemporánea y popular —especialmente en su obra maestra, Hojas de hierba (1892)— renunciando al verso tradicional para emplear otro más libre y afín con el ritmo de la vida moderna. Nuestro gran poeta César Vallejo era consciente de esas dos tendencias opuestas en la poesía de su tiempo, y tomó partido claramente por el norteamericano. Así lo afirmó en un artículo:
“Walt Whitman es, sin disputa, el más auténtico precursor de la nueva poesía universal. Los jóvenes europeos, los mejores, se apoyan a dos manos en Hojas de hierba. Fuera de Walt Whitman las nuevas escuelas europeas se quedan en la poesía de fórmula y al margen de la vida. Se quedan en el verso de bufete, en la masturbación... Los jóvenes europeos más interesantes se whitmanizan, tomando de Walt Whitman lo que de universal y humano tiene el espíritu norteamericano: su sentimiento vitalista, en el individuo y la colectividad que empieza a tomar una hasta ahora desconocida preponderancia histórica en el mundo”.
Walter Whitman nació en el pequeño pueblo de West Hill, el 31 de mayo de 1819; pero pronto se mudó a la gran ciudad de Nueva York. Su familia era muy religiosa y muy pobre, por lo que Walt tuvo que dejar la escuela a los once años de edad, para comenzar a hacer pequeños trabajos. Así llegó a una imprenta, en la que se editaba el semanario The Patriot. A la vez que se convertía en un maestro tipógrafo comenzó a publicar artículos. Hombre emprendedor, a los veinte años ya tenía su propio diario; pero pronto lo abandonó. Así, se desempeñó a lo largo de su vida como profesor de escuela, periodista, editor, vendedor de libros, dirigente del Partido de la Tierra Libre y hasta enfermero, durante la Guerra Civil. Finalmente encontró un trabajo estable como funcionario estatal de bajo rango, el que dejaría hacia el final de su vida, tras sufrir un infarto y un accidente cerebro vascular.
Sus primeros versos los publicó a la edad de 16 años, en el diario New York Mirror. Al parecer no se sintió muy cómodo con este género literario, pues lo abandonó para escribir narrativa y ensayo. Volvería a aproximarse a la poesía ya alrededor de los treinta años de edad, y con una propuesta sumamente personal: acercar los versos al ritmo de la prosa, celebrar la vida (el cuerpo, las experiencias cotidianas) y hacer una épica contemporánea. Así nació Hojas de hierba, cuya primera edición publicó el propio autor en 1955, con apenas doce poemas. Pero Whitman sabía de la originalidad y valor de sus propuestas, por lo que siguió trabajando en el libro por casi cuarenta años. La última edición que publicó en 1889 contaba con más de 400 poemas, entre ellos los famosos “Canto a mí mismo”, “De la cuna que se mece eternamente”, “Yo canto al cuerpo eléctrico” y “¡Oh Capitán! ¡Mi capitán!”, la elegía que Whitman escribió a la muerte de Abraham Lincoln.
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