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En Miedo profundo una joven se enfrenta al gran depredador
En 1952 el escritor Ernest Hemingway publicó su novela El viejo y el mar, iniciando una amplia saga de historias de hombres solitarios que han sobrevivido heroicamente a los ataques de las más feroces bestias marinas. Por supuesto, la versión más conocida de estos relatos es la película Tiburón (1975), que inició la fama del casi debutante cineasta Steven Spielberg. Más de cuarenta años después, Hollywood nos envía una nueva e interesante versión de esta historia, pero esta vez protagonizada por una mujer: Miedo profundo (2016), del director español Jaume Collet-Serra (Barcelona, 1974).
La historia que se nos cuenta es muy sencilla: Nancy Adams —una joven norteamericana, surfista y estudiante de medicina—, está visitando México, buscando una playa casi secreta en la que su recién fallecida madre solía correr olas. Pronto la encuentra, y cuando se queda sola, practicando su deporte favorito, es atacada por un tiburón. Herida en una pierna, logra sobrevivir trepándose en una roca, a unos 200 metros de la orilla. Desde ahí puede gritar y comunicarse con quienes visitan la playa, aunque el tiburón termina devorando a quienes intentan rescatarla. Y la situación se hace cada vez más dramática para Nancy, interpretada por la modelo y actriz norteamericana Blake Lively (Los Angeles, 1987), pues la marea está subiendo y la roca pronto dejará de ser un refugio seguro.
Con un relato así de simple, Collet-Serra logra hacer una película de 86 minutos que mantiene al espectador siempre en tensión, pendiente de la serie de retos que tiene que superar la protagonista para sobrevivir. Por ejemplo, suturar sus heridas (recordemos que es estudiante de medicina) utilizando lo que tiene a mano, para no seguir desangrándose. Ya en sus trabajos previos —los thrillers La huérfana (2009) y Una noche para sobrevivir (2015), entre otros— Collet-Serra había demostrado su buen manejo del suspenso y la tensión narrativa. Pero, definitivamente, al tratarse de una película centrada en un único personaje, la labor interpretativa de Lively (conocida por su participación en la serie de televisión Gossip Girl) es la piedra angular de toda la ficción. Y la actriz cumple con bastante solvencia su rol, comunicando sus emociones apenas con gestos y actitudes corporales, pues en la soledad de esa roca no tiene siquiera con quien hablar.
Miedo profundo —cuyo título original es The Shallows (aguas poco profundas)— puede ser vista como un original ejercicio creativo: un relato desarrollado en un solo lugar, con un solo personaje y con una historia más bien predecible. Collet-Serra logra hacer con estos elementos una buena película, aprovechando al máximo las posibilidades de cada uno de ellos. Incluyendo la belleza paradisíaca de la playa (la película fue filmada en Australia), muy bien utilizada, especialmente los efectos de la luz solar en las aguas cristalinas, o la belleza de la fauna submarina. Mérito también del director de fotografía (Flavio Labiano) y de los efectos especiales. Y aunque la comparación con Tiburón resulta inevitable, es obvio que Nancy, con su valentía y fuerza de voluntad, tiene mucho de algunos personajes femeninos tan admirables como la teniente Ripley de Alien y la doctora Stone de Gravedad.
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