Tin Tan cumple cien años

Sobre un gran protagonista de la edad de oro del cine mexicano

El próximo sábado se cumplirán exactamente cien años del nacimiento del actor Germán Valdés —más conocido por el nombre de su personaje “Tin Tan”—, uno de los más grandes comediantes de la llamada “edad de oro” del cine mexicano (mediados del siglo XX). Valdés y su coetáneo Mario Moreno fueron ídolos en su país y en toda Latinoamérica, y sus respectivos personajes —Tin Tan y Cantinflas— representaron dos aspectos opuestos del universo urbano marginal mexicano: el “pachuco”, vestido pretenciosamente y ligado a la delincuencia; y el “pelado”, vestido casi con harapos, pero de buen corazón. Y si bien la “nobleza” e inocencia de Cantinflas se ganaron inicialmente las simpatías de los intelectuales, finalmente la “malicia” y el hedonismo de Tin Tan, de raíces verdaderamente populares, son hoy mucho más valorados.

Germán Gómez-Valdés Castillo nació en Ciudad de México el 19 de setiembre de 1915, pero vivió su infancia en Ciudad Juárez, en la frontera entre México y Estados Unidos. Es en esta zona donde surgen los “pachucos” (palabra que proviene del náhuatl “pachoacan”, el que gobierna), personajes con dinero obtenido de negocios ilícitos y ligados a las pandillas, que vestían con ternos brillantes y excesivamente grandes, y sombreros y accesorios costosos. En esa ciudad Valdés comenzó su carrera artística, presentándose como cantante y comediante, primero en una emisora de radio local y después en diversos cabarets. No pasaría mucho tiempo para que lo invitaran a hacer pequeña intervenciones “musicales” en películas mexicanas y norteamericanas.

Su primer papel protagónico fue en la película El hijo desobediente (1945), representando a un pachuco, a la que seguirían otras cuatro de mediano éxito, todas filmadas entre 1945 y 1947. La gran consagración llegaría con Calabacitas tiernas (1948), considerada entres las 30 mejores películas mexicanas de todos los tiempos y que marcó el inicio de la colaboración con el director Gilberto Martínez. Desde entonces Valdés desarrolló una impresionante carrera de actor de cine, participando en cuatro o cinco películas exitosas cada año; lo que le permitió crear su propia empresa cinematográfica, Tin Tan Films, con la que hizo conocidos a un buen número de comediantes mexicanos: Marcelo Chávez (su “carnal”, compositor de las canciones que cantaba Tin Tan), Famie Kauffmann (Vitola), José Ruiz (Tun Tun) y sus hermanos Manuel Valdés y Ramón Valdés, este último conocido por su personaje de Don Ramón en la serie “El chavo del Ocho”.

Durante casi dos décadas, las películas de Tin Tan gozaron de enorme popularidad en México y en toda América: El Rey del Barrio (1949), La marca del zorrillo (1950), El ceniciento (1951), El bello durmiente (1951), Las aventuras de Pito Pérez (1956) y Las mil y una noches (de Tin Tan) (1957), fueron grandes éxitos. En todas ellas se manifestaba “su posición burlona e irreverente hacia los valores tradicionales, hacia las instituciones del Estado y hacia las formas corruptas de hacer política… a través de la ridiculización y el relajo”, como ha señalado la crítica. En todas ellas se conjugan el humor verbal y físico, las parodias irreverentes, los números musicales, el erotismo… en fin, todo lo carnavalesco presentado de la manera más directa en las pantallas de cine.

Con semejante éxito, Valdés comenzó una vida de lujos y despilfarros, que se manifestó en la disminución de la calidad de sus películas, especialmente a mediados de los años sesenta. Pero el actor todavía mantenía su carisma y talento personal, por lo que fue llamado reiteradas veces a colaborar en el doblaje al español de películas de Disney como El libro de la selva (1967) y Los aristogatos (1970). Por esa época también comenzarían sus problemas de salud, diversas enfermedades hepáticas que acabaron con su vida el 29 de junio de 1973. El valioso legado artístico de Germán Valdés comprende más de cien películas, algunas de las cuales son consideradas verdaderos clásicos del cine de humor latinoamericano.