Terminator terminal

A 35 años del estreno de Terminator (1984), la saga se ha convertido en una de las más exitosas franquicias de ciencia ficción, con seis películas, una serie de televisión, cómics y videojuegos. Acaso por eso el director y coautor del guion de aquella película, James Cameron (Canadá, 1954), uno de los grandes cineastas de Hollywood —autor de Titanic (1997) y Avatar (2006), entre otras—, decidió recuperar los derechos de la franquicia y retomarla. Para el relanzamiento de la saga, Cameron (quien esta vez figura solo como productor) convocó a Tim Miller (Washington, 1970) —director de Thor: un mundo oscuro (2013) y de Deadpool (2016)— e hizo retornar al papel de Sarah Connor nada menos que a Linda Hamilton, quien la interpretó en las dos primeras entregas, ampliamente reconocidas como las mejores. El resultado es Terminator: destino oculto (Terminator: dark fate, 2019), actualmente en cartelera.

La historia esta vez nos remite a la ciudad de México de nuestros días, a donde llega (procedente del futuro) un robot exterminador (Rev-9, más avanzado que todos los anteriores), enviado a matar a Daniela Ramos (interpretada por la colombiana Natalia Reyes), una joven obrera de una planta de ensamblaje de automóviles. Pero también llega del futuro Grace, una guerrera “mejorada” (una ciborg), con la misión de proteger a Daniela (quien tendrá, en un futuro no muy lejano, un papel importante en la guerra entre humanos y máquinas); y a esa misión se suman otros dos personajes: una Sarah Connor envejecida y endurecida, quien ha asumido como una cuestión personal luchar contra todos los terminators; y luego el propio robot T-800 (interpretado, como siempre, por Arnold Schwarzenegger) que, una vez concluida su misión original, se ha hecho de un trabajo y una familia, como cualquier persona.

Como podemos comprobar, Terminator: destino oculto no es la anunciada conclusión de la saga, sino un simple reboot, un reinicio de la historia para volver a contar lo que ya se nos ha contado numerosas veces. Pero esta vez la narración es más dinámica (en algunos pasajes incluso en exceso) y con mejores efectos especiales (los de la película original eran pobres hasta para su época). Miller es uno de los más prometedores cineastas surgidos del género de “superhéroes”, y logra aquí algunas secuencias deslumbrantes (son notables la de la fábrica de automóviles y la de la cárcel cerca de la frontera entre México y Estados Unidos), y también su particular gusto por las explosiones y la sangre, que lo llevan casi al límite del gore. Y entre las actuaciones, sin lugar a dudas destacan las de Hamilton (que pone la nota de rudeza y crueldad); y de la canadiense Mackenzie Davis (Vancouver, 1987), que hace de Grace, conjugando acertadamente la femineidad y el heroísmo.

No es casualidad que esas dos actrices sean las que sostengan buena parte de la trama, porque esta nueva entrega de la saga Terminator parece estar centrada en la reivindicación de la mujer. Si en la película original casi todos los personajes eran masculinos y Sarah (la única mujer) solo era importante por ser la futura madre del líder de la resistencia humana contra las máquinas (aquí, con mucha ironía, se compara a Sarah con la Virgen María), esta vez es la propia Daniela quien dirigirá esa futura resistencia. Y si antes el “protector” que llegaba del futuro era una hombre, aquí lo es una mujer, Grace. Parte de esa búsqueda de lo hoy políticamente correcto es el aspecto de Sarah, quien refuta todos los estereotipos hollywoodenses, presentándose como una mujer mayor, orgullosa de sus arrugas y sin nada de maquillaje. Y también que las acciones se desarrollen en México, lo que le da diversidad “racial” al reparto (hay un par de actores de habla hispana, protagonistas de exitosas series de Netflix); y especialmente en la frontera mencionada, lo que lleva a abordar, aunque sea tangencialmente, problemas como el racismo y la migración de latinoamericanos hacia EE.UU.

No obstante estas “actualizaciones”, Terminator: destino oculto no ha tenido el éxito de taquilla que Cameron y Schwarzenegger esperaban. Y la crítica también está siendo bastante dura con la película, por lo que tal vez se trate de la última entrega de la saga. Por eso, no nos queda sino decirle “hasta la vista, baby”.