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Una noche para disfrutar del cante jondo y el baile flamenco
Pocas son las veces en las que el público limeño tiene el agrado de acercarse el mundo del flamenco. Para calentar las frías noches de invierno de la capital más triste del mundo, según palabras de Herman Melville —el autor de Moby Dick— se ha abierto una temporada más del Tablao Flamenco en la sede central del Circolo Sportivo Italiano, en Pueblo Libre.
¿Qué es un Tablao Flamenco? Es una puesta en escena completa en la que el sonido y el toque de la guitarra se confunden con la melancolía y picardía del cante jondo, mientras que la hermosa sonrisa de la bailaora destroza el corazón del más duro. En este Tablao Flamenco —que, a propósito, ya tuvo su primer día—, se pueden admirar las destrezas en el guitarreo y escuchar los acordes disonantes del maestro Juan Hermoza, acaso una de las más nobles guitarra flamencas que hay por estos horizontes.
Hermoza, concertista de salón, acompañante de varios artistas peruanos y cultor del flamenco, escolta con picados, trémolos y exclamaciones la voz de Augusto Gil “El Galleta”, extraordinario cantaor, dueño de un “duende” que nos hace sentir como en las peñas de Juanito Villar, en Cádiz. Capaz de crear una atmósfera que va desde lo dulce y lo fugaz hasta la melancolía y la alegría, la voz de “El Galleta” nos lleva a sentir las sevillanas, los tangos y las bulerías en el alma. Ojo, se incluye aquella canción peruana que dice “ódiame por piedad, yo te lo pido”, en versión aflamencada, por supuesto.
¿Y quién es la “bailaora”? Pues nada más que una de las hermanas Cuéllar. Fíjese, fíjese. En este caso se trata de Diana Cuéllar, que —para ser honesto— debería tener una crónica propia. Junto a su hermana Jimena, Diana es una cultora como pocas en el Perú del baile flamenco. Sensualidad, con ojos alegres y sonrisa envolvente, con movimientos bruscos y rápidos, lentos e inesperados. Diana dibuja con sus manos figuras invisibles mientras taconea el piso siguiendo el ritmo del guitarrista.
En este Tablao Flamenco” usted disfrutará del buen arte y quizá se tome alguno que otro aperitivo, aunque dejar de ver el baile, el cante y el guitarreo es imposible. Eso sí, olvídese por un par de horas de lado el móvil. Lo que sí no puede hacer es dejar de disfrutar en esta noche invernal de un Tablao Flamenco, que pocas veces ocurre en este ciudad.
¿Las próximas fechas? Aún tiene tiempo de asistir el 24 y el 31 de agosto. Las entradas de venta en Teleticket.
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