El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
Comentario crítico de las distinciones literarias del 2015
Como todos los meses de diciembre, ya se están comenzando a publicar las listas de lo mejor del año en todas las actividades; especialmente de aquellas que tienen que ver con la creatividad, como la literatura. Los críticos anuncian sus balances de los libros publicados durante el presente el año, balances que no deberían ser tomados demasiado en serio por varias razones que van desde los gustos literarios del crítico hasta sus compromisos personales (no pueden dejar fuera de estas listas a los libros de sus amigos, parientes o empleadores). Pero la más importante razón es que ningún crítico ha leído absolutamente toda la producción del “área” literaria que intenta abarcar. Ya se trate de poemarios o novelas peruanas, siempre quedará una gran mayoría de libros que el crítico no pudo leer porque no llegaron a sus manos o simplemente porque no tuvo tiempo. Peor aún en el caso de categorías como “narrativa mundial 2015”.
Ya que no se puede confiar en la “objetividad” de los especialistas, siempre queda la alternativa “democrática”: que la gente común y corriente vote por los libros que más les han gustado, y premiar a los ganadores de esa votación. Esa es la propuesta de los Premios Luces, que organiza desde hace varios años el diario El Comercio y que es otorgado a lo “mejor” de la producción peruana de literatura, televisión y cine, entre otras actividades. Pero los resultados suelen ser más bien decepcionantes; por ejemplo, el año pasado se premiaron en narrativa a la novela La pena máxima de Santiago Roncagliolo y el libro de cuentos Me gustaría realmente que te quedaras de Marcela Robles que, como todos sabemos, están muy lejos de ser los mejores de la literatura peruana del año pasado. Y en este 2015 las cosas no mejorarán, pues entre los “nomimados” (por el propio diario) figuran libros como Jahuay de Carlos Modonese.
También en diciembre se realiza la premiación de algunos de los más destacados concursos literarios. Por ejemplo, hace unos pocos días (el jueves 10 de diciembre) se hizo entrega del Premio Copé 2015. Los ganadores este año fueron Antonio Sarmiento Anticona, por el poemario La colina interior; y Juan José Cavero, por la novela En la ruta de los hombres silentes. Y a pesar de que el Copé sigue siendo el concurso literario más importante de nuestro medio, ya no tiene la trascendencia ni resonancia de antes. Pensemos en los dos últimos poemarios ganadores –El libro de las sombras de Darwin Bedoya e Igual que la extensión de tu cuerpo de Leoncio Luque–, que no han tenido la difusión ni las reseñas críticas que seguramente merecen.
Por último, también se entregó el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, que otorgan el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia al mejor libro de cuentos publicado en Latinoamérica en el año anterior (en este caso, el 2014). Hubo cuatro finalistas, entre ellos el mexicano Juan Villoro y el peruano Carlos Arámbulo. Finalmente, el premio fue para la boliviana Magela Baudoin, por su libro La composición de la sal. Respecto a esta experiencia, Villoro escribió en una columna del diario español El País que “como buen mexicano, estoy preparado para perder”, y “si un escritor se indigna de no recibir un premio significa que el mal trago le hacía falta”. Al leer esto último no pudimos dejar de pensar en ese admirado poeta peruano de la generación del sesenta, que al no obtener el Premio Nacional de Cultura fue con su abogados a la sede del Ministerio de Cultura a averiguar por qué habían cometido semejante “injusticia” con él.
COMENTARIOS