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El director de El sexto sentido vuelve al thriller
Hacerse conocido con una muy exitosa película fue para el director M. Night Shyamalan (India, 1970) a la vez una gran suerte y un problema. Aquel gran éxito fue El sexto sentido (1999), original historia de terror con un sorpresivo giro final que le cambiaba el sentido a toda la narración. Desde entonces Shyamalan trató de seguir con la fórmula, aunque cada vez con menores logros artísticos: El protegido (2000) y Señales (2002) mantuvieron el interés del público y la crítica, pero La joven del agua (2004) y El incidente (2006) marcaron un evidente declive que duraría unos diez años, y del que Shyamalan parece salir con sus más recientes películas; en especial Fragmentado (Split, 2016), actualmente en nuestros cines.
La historia que aquí se cuenta es la de Kevin Wendell Crumb (interpretado por James McAvoy, el profesor Xavier de las más recientes entregas de la saga X-Men), un hombre que fue abusado sexualmente en su infancia y que padece del síndrome de Identidad disociada (personalidades múltiples). Una de sus 23 personalidades —la que responde al nombre de Dennis— secuestra a tres adolescentes y las mantiene prisioneras en un sótano. Las jóvenes pronto se dan cuenta de que las diferentes personas que las vigilan (que incluyen a un niño y a una mujer) en realidad son solo algunas de las múltiples personalidades de su captor. Solo hay otro participante más en la ficción, la anciana psicóloga que tiene a su cargo a Kevin (una irreconocible Betty Buckley), quien se da cuenta de que su paciente ha perdido el control ante alguna de sus personalidades más problemáticas.
Como decíamos líneas arriba, las mejores películas de Shyamalan son básicamente thrillers, relatos de misterio y terror, y en ese aspecto Fragmentado cumple satisfactoriamente. Hay una atmósfera opresiva, ya que casi todas las acciones transcurren en ese inmenso sótano en el que vive Kevin (solo al final se nos explicará eso); y la trama se desarrolla con fluidez, aunque evitando sucesos muy violentos o sangrientos (acaso para que la película no sea calificada “solo para adultos”). Pero hay otro elemento que siempre ha estado presente en las mejores películas de este director: el dramatismo, la interiorización en la psicología de los personajes. El sexto sentido debe mucho de su éxito a la interpretación del niño protagonista, a los intensos diálogos que sostenía con su madre y su psicólogo.
Ese aspecto “dramático” está presente, aunque no del todo desarrollado, en esta nueva película. Tanto Kevin como Casey, una de las adolescentes secuestradas (interpretada por la actriz Anya Taylor-Joy), han sido niños abusados sexualmente, y por eso existe una cierta empatía entre ellos. Además, a lo largo de la película se muestran, a manera de flashbacks, pasajes de la infancia de Casey. Pero este tema parece quedar planteado para una posible secuela. Y sí, finalmente hay una “sorpresa” que cambia de alguna manera la naturaleza de lo narrado (sacándolo del realismo para llevarlo a lo fantástico), y que además vincula esta ficción con una de las primeras películas de su director (no diremos cual para no caer en el spoiler). Fragmentado es la obra de Shyamalan que ha obtenido la más alta calificaciones de la crítica desde El sexto sentido; un saludable reencuentro de este director con sus temas y obsesiones más personales.
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