Editorial Cultura

Merecido homenaje al cardenal Juan Luis Cipriani

Se le otorgó la Medalla de Honor del Congreso, en el grado de Gran Cruz

Merecido homenaje al cardenal Juan Luis Cipriani
  • 05 de junio del 2018

 

El miércoles 30 de mayo el Congreso de la República condecoró al cardenal Juan Luis Cipriani con la Medalla de Honor en el Grado de Gran Cruz (el grado más alto) como reconocimiento por su “destacada vida pastoral y labor evangelizadora, trayectoria como primado de la Iglesia Católica del Perú y por su compromiso con la paz en nuestro país”. La solemne ceremonia estuvo encabezada por el presidente de la Mesa Directiva del Parlamento, Luis Galarreta, y contó con la participación de la congresista Luz Salgado (presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores) y del embajador Alfonso Rivero Monsalve, entre otros destacados personajes de la política y la cultura, quienes pronunciaron emotivos discursos sobre la importancia de la labor del Cardenal para el catolicismo y la cultura de paz en el Perú.

En los discursos en la ceremonia se destacó que esta condecoración es el máximo galardón que brinda el Congreso a personajes o instituciones en virtud a sus méritos distinguidos. En el caso de nuestro Cardenal, a los ya señalados méritos se suman sus “treinta años como obispo de la Iglesia Católica, pues fue nombrado —por el Papa Juan Pablo II— como obispo auxiliar de Ayacucho en 1988… en los años más duros del terrorismo”. Para entonces Cipriani ya se había desempeñado como profesor de Teología Moral en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, director Espiritual en el Seminario de Lima, vicario regional del Opus Dei y vicecanciller de la Universidad de Piura. Fue el propio Papa Juan Pablo quien lo nombró Arzobispo de Lima y Primado del Perú, en 1999; y también quien lo consagró como cardenal, en una solemne ceremonia realizada en Roma, en el 2001.

Juan Luis Cipriani Thorne nació en Lima, el 28 de diciembre de 1943, en el seno de una familia muy religiosa y con importantes ancestros italianos y peruanos, entre los que se encuentra el prócer Hipólito Unanue. Pero su primera vocación no fue la religiosa, sino la Ingeniería Industrial, que estudió en la Universidad Nacional de Ingeniería, combinando esos estudios con la práctica del básquet. Incluso llegó a integrar la selección peruana de este deporte, y hasta a ganar algún torneo internacional con esa selección (en 1969). Pero a inicios de la década del setenta dejó todo eso de lado para viajar a Europa, a estudiar en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Italia) y en la Universidad de Navarra (España), en las que obtuvo el título de Doctor en Teología. Fue ordenado sacerdote en la Basílica de San Miguel de Madrid, (España), el 21 de agosto de 1977.

Hay varios hitos importantes en la vida del Cardenal Cipriani. El primero, sin lugar a dudas es su labor como obispo de Ayacucho en los años más difíciles para esa ciudad. “He predicado incansablemente que la violencia no constituye jamás una respuesta justa” dijo en la ceremonia en el Congreso, recordando esa dura experiencia. Y añadió que, por ello, “el gran homenajeado en esta ocasión es el pueblo de Ayacucho, son sus ronderos, son sus Fuerzas Armadas y Policiales. Fueron épocas muy oscuras… por eso mi reconocimiento hoy a ese pueblo de Ayacucho y a esas personas que con tanta humildad defendieron la libertad de la patria”. Otro hito es su participación como mediador en la crisis de los rehenes que el MRTA tomó en la casa del embajador de Japón en Lima (1996). “La trayectoria de nuestra patria nos obliga a llegar al Bicentenario unidos. Es un deber que está por encima de las diferentes alternativas políticas e ideológicas”, dijo también en su discurso de agradecimiento al Congreso.

Por su parte, el embajador Alfonso Rivero destacó la labor pastoral del Cardenal, así como su aporte a la difusión de los más importantes valores (la paz, la familia, la solidaridad, la defensa de la vida) del catolicismo: “Lo he visto poner todo su peso e influencia para que las últimas cinco ediciones de la Marcha por la Vida sean el éxito que todos conocemos y para que el testimonio masivo del pueblo de Lima en defensa de la vida se haga patente realidad”. También señaló su precupación por las vocaciones religiosas: “El Cardenal ha mudado su despacho al Seminario Santo Toribio y sigue la formación de los jóvenes que serán el futuro de la Iglesia. Para todos siempre tiene una palabra amable y generosa, y comparte las inquietudes de estos aspirantes al sacerdocio”.

Por último, Luis Galarreta, presidente del Congreso, dijo que con esta condecoración al Cardenal Juan Luis Cipriani el Congreso quiere “marcar el hito de que sí hay políticos que sabemos reconocer, que miramos más allá de lo que nos dicen o informan algunos, y que reconocemos la verdad, la valentía, la honorabilidad y el gran aporte que ha hecho Mons. Cipriani a nuestro país”.

 

  • 05 de junio del 2018

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