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Los verdaderos artistas nunca están satisfechos con el resultado final de sus trabajos. Esos artistas necesitan “salir de la caja” y crear nuevas conexiones para plasmarlas en una obra novedosa e impactante, tanto para el público como para sí mismos. Eso es es lo que pensamos después de ver cada película de Pedro Almodóvar, el gran director de cine español, quien siempre criticó a los medios tradicionales por ser poco originales y no tener nada para contar. Por eso utilizó el cine para contar sus historias y hablar de sus obsesiones de una manera sumamente original. Hoy el cineasta está de fiesta por su cumpleaños número 70.
Vive desde los 18 años en Madrid, pero nació en un pueblo de Calatrava, situado en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, al sur de la capital española.. Afirma que el cine siempre le llamó la atención, porque en su pueblo había pocas salas. Y fue la curiosidad de saber qué era eso que tanto atraía a la gente lo que decidió su vocación. Al principio escribía guiones, ya sea desde la comodidad de su casa o en las oficinas de Telefónica, empresa en la cual trabajó en su temprana edad (según contó en una entrevista realizada en 1985). Hizo su debut cinematográfico en 1980 con Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, y desde ahí no se ha detenido. Su más reciente película es Dolor y gloria, estrenada en marzo del presente año.
Sabemos que Almodóvar ha tenido en todas sus películas al menos a un personaje homosexual o transexual, lo que lo convierte en pionero en este aspecto. Es un tema que ya no es tabú en el cine, aunque son pocas las películas que se atreven a presentar el drama de la relación de un protagonista gay con su familia, algo que hasta hoy se considera “políticamente incorrecto”. Pedro no llega a relacionar aquellos temas, sino que crea historias más impactantes, llenas de peripecias y giros sorpresivos, empleando colores muy fuertes y saturados, con lo que genera una gran tensión para penetrar en la mente del espectador. Eso es especialmente evidente en películas tan distantes como La ley del deseo (1987) y Julieta (2018). En el caso de los personajes pertenecientes a la comunidad LGBT, Pedro afirma que son parte de la vida cotidiana, tal como los políticos, abogados, etc., sin ser sometidos al lado moral. Esto ocurre claramente en Todo sobre mi madre (1999) que, como se recuerda, ganó el Oscar a la Mejor Película de Habla No inglesa en 1998 y contaba la historia de Manuela, una enfermera que va de Madrid a Barcelona a buscar a Lola (un transexual) para decirle que Esteban, el hijo que tuvieron ambos, ha fallecido.
A pesar del boom del cine español, que lleva ya varias décadas, solo Almodóvar ha podido conseguir dos premios Oscar (1999 y 2002), dos globos de Oro, cinco premios BAFTA, dos premios en el Festival de Cannes —al mejor director (2000) y mejor guion (2006)— y seis premios Goya (tres de ellos al mejor director), entre otros. Todo ello lo convierte en el más importante cineasta director español de hoy, y un ejemplo a seguir para sus compatriotas.
En la vida de un cineasta no hay una edad de “plenitud”, tal como ocurre con los deportistas o cantantes, a quienes el paso del tiempo les va deteriorando sus capacidades físicas. No sabemos cuánto tiempo más seguirá Almodóvar haciendo películas; varias veces ha anunciado su retiro, pero siempre regresa con nuevos trabajos, con esas historias tan melodramáticas y coloridas con las que consigue siempre enganchar a los espectadores. Es parte de su personalísimo universo, que ha construido en su 25 filmes. Como Quentin Tarantino, Guillermo Del Toro y Steven Spielberg. Almodóvar ha creado una marca propia. A sus 70 años, este gran cineasta español todavía tiene mucho que dar a sus seguidores en todo el mundo.
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