Editorial Cultura

Las sombras literarias de Grey

Las sombras literarias de Grey
  • 30 de enero del 2015

Sobre la novela romántica-erótica de Erika Leonard James llevada al cine

Ante el inminente estreno de la película Cincuenta sombras de Grey (que podrá verse en Europa y Estados Unidos en la primera semana de febrero, y que con toda seguridad será de las más taquilleras del 2015), acaso resulte oportuna una lectura del libro original, la novela de la escritora inglesa E. L. James (Londres, 1963), uno de los mayores best sellers mundiales de los últimos tiempos.

Al comenzar a leer el libro resulta inevitable preguntarse ¿cuál es el secreto del éxito de esta novela romántica? ¿Qué es lo que hace tan fascinante a esta historia de amor, escrita sin ninguna pretensión literaria? La respuesta más obvia es la fuerte carga de erotismo del relato. La pareja de protagonistas —la joven Anastasia Steel, estudiante de Literatura de la Universidad de Washington, y el exitoso empresario Christian Grey— mantiene una relación basada en la exploración de los límites “aceptados” de la sexualidad, lo que incluye prácticas como dominación, sadismo y masoquismo.

Por supuesto, no se trata de que el tema aparezca por primera vez en la literatura. Como se sabe, la exploración de la sexualidad ha estado presente desde El Satiricón (considerada la primera novela occidental, escrita en el siglo I a.c.) hasta las crónicas del chileno Pedro Lemebel, pasando la polémica obra del marqués de Sade (1740-1814). Pero los límites del erotismo y la sexualidad dependen en gran medida de las características específicas de cada sociedad y cada momento histórico. Por eso, Cincuenta sombras de Grey parece haber encontrado una parte de esta temática especialmente polémica en nuestro mundo globalizado y posmoderno: la sumisión de las mujeres ante los deseos eróticos masculinos.

Así, si uno de los grandes aportes de nuestro tiempo es la igualdad de géneros y el empoderamiento de la mujer, como persona y trabajadora, la sumisión sexual de Anastasia, las reglas de los “contratos” sexuales que le impone Grey –y cuya transgresión conlleva terribles castigos– podrían estar cuestionando seriamente los alcances y limitaciones de la pretendida igualdad de géneros. Especialmente porque el “público objetivo” de la novela son precisamente mujeres de treinta años de edad o más, profesionales en el momento del “despegue” de su vida laboral. La autora ha buscado que estas mujeres se identifiquen plenamente con la protagonista; y para ello narra siempre desde el punto de vista de Anastasia e incluye sus pensamientos y reflexiones, largas disquisiciones acerca de su relación y sus peculiares vivencias eróticas.

Cincuenta sombras de Grey fue el debut “literario” de Erika Leonard James (Londres, 1963), quien hasta entonces se había dedicado exclusivamente a su profesión, como administradora de una cadena de televisión.

Seguramente fue su esposo, el guionista Niall Leonard, quien influyó de manera determinante en esa tardía vocación literaria. El resultado ha sido un relato ligero y fácilmente digerible, características imprescindibles para los best sellers de nuestro tiempo. Y el éxito ha continuado con las dos secuelas de la novela: Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas, ambas publicadas en 2012.

  • 30 de enero del 2015

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