El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
Este domingo se realizará la ceremonia de entrega de los Premios Oscar, los más importantes de la cinematografía mundial, otorgados por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood. En esta su 93° edición, el Oscar volverá al tradicional Teatro Dolby de Los Ángeles, y hasta contará con la tradicional alfombra roja, estrellas invitadas y espectadores, aunque en número limitado. Preparándonos para tan trascendental noche, hemos revisado casi todas las películas llamadas a ser las protagonistas de esta premiación. A continuación presentamos la primera parte de nuestras reflexiones sobre el conjunto de las películas nominadas, y reseñamos algunas de ellas.
Cine y teatro
No es necesario recordar que este ha sido un año muy difícil para todos, obviamente también para la industria cinematográfica. Muchos grandes proyectos han sido postergados, y algunas películas llamadas a ser grandes éxitos de taquilla apenas pudieron presentarse en unos pocos cines. Una de las posibles consecuencias de ello es el predominio de películas adaptadas de obras teatrales, que son proyectos no muy ambiciosos, con pocos actores y locaciones. Entre estas adaptaciones del teatro destacan claramente “El padre”, “La madre del blues” y “Una noche en Miami”.
“El padre” (The father) nos muestra a un anciano con principios de demencia senil, y todos los problemas domésticos que le genera a su hija, con quien vive en un departamentio en Londres. Pero el director, el francés Florian Zeller (autor también de la obra teatral original) más que contarnos la historia lo que quiere es hacernos sentir todo el desconcierto y la angustia que vive el anciano protagonista, interpretado magistralmente por el reconocido Anthony Hopkins, en una de las mejores performances de toda su trayectoria (por la que ha sido nominado al Oscar). También está nominada al Oscar la actriz Olivia Coleman, que interpreta a la hija, quien tiene que elegir entre vivir su vida o dedicarse a cuidar a su padre. Un excelente e intenso drama, y una brillante y original adaptación cinematográfica. Probablemente es la mejor película del año, y debería ganar todos los premios a los que está nominada. Lamentablemente no tiene una temática “inclusiva” (como prefiere la Academia) y eso seguramente le impedirá ser la triunfadora de la noche.
“La madre del blues” está basada en la obra “Ma Rainey's Black Bottom” (1982), del dramaturgo norteamericano August Wilson (1945-2005), dos veces ganador del Premio Pulitzer. Las acciones nos remontan a los turbulentos años veinte del siglo pasado, a las sesiones de grabación de uno de los primeros discos de blues, de la cantante Ma Rainey (1882-1939) y su grupo. La cantante y los músicos son todos afroamericanos y muy pobres; pero los ejecutivos y técnicos de la disquera son blancos, lo que produce numerosos choques y enfrentamientos raciales. Aunque el director George C. Wolfe se muestra demasiado respetuoso con el texto original, los excelentes diálogos y los dramáticos enfrentamientos entre personajes permiten el lucimiento de los dos protagonistas: Viola Davis (Ma Rainney) y el recientemente fallecido Chadwick Boseman (Levee, el trompetista de la banda). Ambos son casi seguros ganadores de los premios a actores protagónicos.
Streaming y modernidad
Uno de los grandes fenómenos que ha traído este año de pandemia es la consolidación del streaming como vehículo de difusión de las nuevas producciones cinematográficas. Hasta el año pasado la Academia se negaba a premiar a películas que solo se hayan difundido por este medio, pero el confinamiento ha obligado a superar ese obstáculo. Como todos sabemos, el medio de alguna manera siempre influye en las formas, y las películas hechas para el streaming tienen, por lo general, ciertas características especiales, casi todas relacionadas con la estética posmoderna: dinamismo, colorido, autorreferencialidad, vínculos con la cultura de masas, etc. Una muestra de ello son películas como “Mank”, “El sonido del metal” y “El juicio de los siete de Chicago”.
“Mank” es la mejor muestra de este tipo de películas. Dirigida por David Fincher (Denver, 1962), uno de los grandes cineastas de la actualidad, nos cuenta la historia detrás de la escritura del guion de “El ciudadano Kane” (1941), una de las obras clave de la historia de la cinematografía. Para ello se centra en la figura de Herman Mankiewicz (1897-1953), un gran guionista (aunque casi olvidado), además de un humorista y amigo personal de las más importantes personalidades de entonces; entre ellos el magnate William Randolph Hearst, en cuya vida está inspirada “El ciudadano Kane”.
“Mank” nos muestra no solo la escandalosa y excesiva vida de Mankiewicz, interpretado eficientemente por el británico Gary Oldman (nominado al Oscar por esta actuación), sino también cómo funcionaba la industria cinematográfica y hasta la política de entonces. Y lo hace apelando a todos los recursos “formales” de entonces, desde la fotografía en blanco y negro hasta el sonido y la musicalización. Un pastiche en toda la línea, y de muy alta calidad; por eso ha merecido diez nominaciones al Oscar, más que ninguna otra película este año. No obstante, está bastante lejos de ser una obra maestra, así que el próximo domingo seguramente se llevará solo dos o tres premios técnicos.
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