El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
La ceremonia de entrega de los Premios Oscar (que se realizará este domingo) es una muy buena oportunidad para evaluar lo más reciente de la producción cinematográfica de Hollywood y (en menor medida) el resto del mundo. Lamentablemente, estos eventos casi siempre están marcados por temas ajenos a la creación artística; y esta vez se trata de la caída del interés del público en el evento y su transmisión televisiva. Se han planteado varias soluciones al problema, pero la única que se implementó fue la de incluir algunas películas muy “taquilleras” (los llamados blockbusters) entre las nominadas. De ahí la presencia, en esta lista, de algunos filmes que, estamos seguros, en otros años no habrían sido tomados en cuenta.
Rapsodia Bohemia: Freddie Mercury para dummies
La película sobre la vida de Freddie Mercury y la historia del grupo Queen es sin lugar a dudas una de las más “taquilleras” del año” (en Lima ha estado en cartelera más de tres meses), debido más que nada a la legión de fans del cantante de rock, muerto cuando aún gozaba de gran popularidad. La película fue inicialmente dirigida por el reconocido Brian Singer (Los sospechosos de siempre, X Men), quien abandonó el trabajo a poco más de la mitad, siendo reemplazado por el británico Dexter Fletcher, lo que se nota en lo irregular del resultado. Como suele suceder en los biopics, aquí se nos presenta un Mercury edulcorado y descafeinado, mucho menos agresivo y transgresor de lo que fue en la vida real. Y para lograrlo, los guionistas han manipulado bastante la biografía del cantante y la historia del grupo. Destacables la larga secuencia final, que reproduce el concierto Live Aid; y también la interpretación que hace Rami Malek de Mercury, que le ha valido un Globo de Oro y una nominación al Oscar como Mejor Actor.
Nace una estrella: remake de un remake
Esta es la cuarta versión que Hollywood hace de esta historia clásica, en la que un famoso cantante popular se enamora de una joven talentosa y la ayuda a convertirse en una estrella. Esta historia ha servido siempre para que ciertos actores incursionen en el mundo de la música y ciertos cantantes en el mundo de la actuación: Judy Garland en la versión de 1954, Kris Kristofferson y Barbra Streisand en la de 1976. Aquí el actor que juega a ser cantante de rock es Bradley Cooper (uno de los más destacados “galanes” de hoy), y para lograrlo ha tenido que hacer además de guionista, productor y director de la película. Su compañera es nada menos que Lady Gaga, todo un ícono de la música pop actual. Ambos están bastante bien como actores y cantantes, y tiene sendas nominaciones al Oscar. En general la película mantiene un buen nivel en todos los aspectos técnicos (ha sido nominada en ocho categorías: Mejor Fotografía, Mejor Sonido y Mejor Canción Original, entre otras), aunque la historia resulte previsible y bastante aburrida.
Pantera Negra: Supercorrecto
Las películas basadas en superhéroes son uno de los subgéneros cinematográficos más exitosos de la actualidad. Pero como son historias dirigidas a un público infantil o adolescente, nunca captaron la atención de los encargados de seleccionar a las candidatas al Oscar. Pantera Negra lo ha conseguido no solo por sus evidentes logros artísticos, sino también por su temática antirracista y eminentemente reivindicativa de la cultura africana. Como se sabe, Pantera Negra —T'Challa, interpretado por Chadwick Boseman—es un superhéroe originario del ficticio país Wakanda, en el centro de África y que (aislado durante siglos de la cultura occidental) ha desarrollado una tecnología más avanzada que la de los países más modernos. Como siempre, el superhéroe tendrá que enfrentar una conspiración que hace peligrar la paz mundial, además de recuperar el trono de Wakanda; ambas cosas las logrará con la ayuda de las valerosas mujeres de su entorno. Sí, todo es “políticamente correcto” en esta película, que al menos da a conocer a un buen director: Ryan Coogler.
El Infiltrado del KKKlan: pastiche policial
También en la línea antirracista y reivindicatoria, está película es la más reciente de Spike Lee, director de Malcolm X (1992), Summer of Sam (1999) Plan perfecto (2006) y Old boy (2013), entre muchas otras; un cineasta creativo y transgresor que ya ha obtenido un Oscar Honorífico (2015). Esta vez nos cuenta una historia real, aunque disparatada: la de Ron Stallworth (interpretado por John David Washington), un joven policía afroamericano que en 1962 intentó infiltrarse en el Ku Klux Klan, la organización terrorista que propugna la supremacía de la raza blanca. Stallworth consigue su propósito gracias la colaboración de un compañero de raza blanca, interpretado por Adam Driver (nominado al Oscar por este trabajo). La película mezcla el drama, la comedia negra, el policial, el retrato de época y otros subgéneros, configurando un pastiche demasiado recargado y por momentos grotesco. No obstante, ha obtenido un premio en el Festival de Cannes. En esta edición del Oscar compite en seis categorías, incluyendo la de Mejor Director para Spike Lee.
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