El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
La clasificación de la selección peruana de fútbol al Mundial Rusia 2018 ha generado una inusual pasión por el fútbol en nuestros medios de comunicación y, en general, en todos los ámbitos. También en la industria editorial, pues se vienen publicando una serie de libros que sobre el fútbol, los mundiales y la historia de la selección peruana. Sin lugar a dudas, el más importante de esos libros es El camino a Rusia. La historia secreta de la hazaña y sus protagonistas (Planeta, 2018), del experimentado periodista Umberto Jara, quien narra, desde diversas perspectivas, el proceso que nos llevó a la clasificación al Mundial después de 36 años de fracasos. Un recuento centrado más que nada en los entretelones, en las decisiones de los dirigentes y del entrenador, que son finalmente las que deciden los triunfos o derrotas futbolísticas.
Por ello, no es extraño que los grandes protagonistas del libro sean el argentino Ricardo Gareca, entrenador de la selección peruana, Juan Carlos Oblitas, director deportivo de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), y el empresario Edwin Oviedo, presidente de la FPF. Jara inicia su relato con el domingo 21 de diciembre de 2014, cuando el recién electo Oviedo le propone a Oblitas el cargo de director deportivo. Según Jara, fue Oblitas quien, ante las pretensiones de la FPF de contratar a un entrenador de “primer nivel” (Frank Rijkaard, Daniel Passarella, Luis Felipe Scolari), propuso a Gareca, un técnico cuyos logros más importantes eran un campeonato peruano en el 2008 (con Universitario) y cuatro campeonatos argentinos (con Vélez Sarsfield, entre 2009 y 2013). Entre las virtudes de Gareca, Oblitas señala que “sabe gestionar la falta de recursos”, “es un técnico con mucho camarín, capaz de afrontar situaciones complicadas” y tiene “una experiencia de vida amplia, por lo que los jugadores no pueden tontearlo”.
El capítulo central del libro es “La gran decisión”, enfocado en el momento en el que, tras jugar seis partidos de la eliminatoria, la selección peruana se encontraba en el último lugar de la tabla, con cuatro derrotas y cuatro puntos. Además, en las proximidades de cada partido, los jugadores eran noticia en el periodismo de “chismes”, por su presencia en locales nocturnos. Gareca entonces cortó por lo sano: hizo más rígidas las concentraciones, dejó de convocar a los más “juergueros” (en el libro se habla de Juan Manuel Vargas y Carlos Zambrano) y, por último le quitó la capitanía del equipo a Claudio Pizarro y se la dio a Paolo Guerrero. Al parecer Pizarro había asumido ese cargo como algo “gremial”, para defender a sus compañeros futbolistas ante cualquier problema que tuvieran con los dirigentes; pero lo que se necesitaba era un líder en el campo de juego, alguien que anime a sus compañeros en los momentos difíciles. Y el líder natural del grupo era Guerrero.
Lamentablemente, la segunda mitad del libro resulta mucho menos interesante, porque Jara dedica capítulos completos a explicar la forma en que la administración de Oviedo viene modernizando la práctica del fútbol en el país, con herramientas tecnológicas para el estudio del desempeño de los jugadores (propios y rivales) y su recuperación física después de cada partido. En esta segunda mitad, solo destaca el capítulo “El talento se conquista”, en el que se hace un breve recuento de la trayectoria de cuatro jugadores emblemáticos de esta selección: Christian Cueva, Miguel Trauco, Pedro Gallese y Miguel Araujo, todos ellos impulsados a niveles superiores por su participación en estas eliminatorias. Estas pequeñas semblanzas nos permiten ver, de alguna manera, el carácter casi épico de las hazañas futbolísticas. Algo que Jara no ha explotado en El camino a Rusia, un libro que, como anuncia desde el título, está más enfocado en la “historia secreta” —es decir, en las intrigas tras “camarines”— que en el propio fútbol.
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