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Nuevo film del director ganador del Oscar Tom Hooper
Con una larga trayectoria como director de series y películas para televisión, el británico Tom Hooper (Londres, 1972), logró su primer gran éxito en la pantalla grande con El discurso del rey (2010), un relato ambientado en Londres a inicios de la Segunda Guerra Mundial y que ganó cuatro premios Oscar, entre ellos el de Mejor Película y Mejor Director. Siempre en la línea de películas “de época”, el siguiente filme de Hooper fue el musical Los miserables (2012), no muy bien recibido por la crítica; y su más reciente trabajo es La chica danesa (2015, actualmente en nuestras carteleras) la historia de pintor danés Einar Wegener (1882-1931), el primer hombre en someterse a cirugías para cambiar de sexo y convertirse en mujer.
Hooper nos remite esta vez a Dinamarca en la década de 1920, cuando Einar (interpretado por el actor inglés Eddie Redmayne) era un joven pero reconocido pintor de paisajes, casado con la también pintora Gerda (la sueca Alicia Vikander). Todo parece funcionar bien para la pareja (laboral, sentimental y sexualmente) hasta que Gerda, especialista en retratos, le pide a Einar que se vista de mujer para terminar algunos detalles de una de sus obras. El contacto con la delicada ropa femenina despierta en Einar viejas dudas acerca de su identidad sexual; desde entonces comienza a disfrazarse de mujer (al principio como broma y contando con la complicidad de Gerda) y a asumir el nombre de Lili. Poco a poco Lili va ocupando más espacio en la vida del pintor, hasta que finalmente decide “matar” a Einar y ser siempre Lili. Para ello se somete a una serie de cinco operaciones, entonces todavía de carácter experimental y sumamente riesgosas.
Tanto por el tema de la homosexualidad como por el proceso del “cambio” de sexo, la historia tiene aspectos sumamente polémicos, discutibles y hasta trágicos. Pero Hooper ha preferido limar esas asperezas para presentarnos una película en la que priman lo artístico y lo emotivo. Lo artístico está siempre presente: los bellos paisajes nórdicos con los que se inicia el filme, las habitaciones de la casa de los Wegener (que parecen decoradas a la manera de los cuadros de Van Gogh), los encuadres (que privilegian la perspectiva central), la selección de colores y hasta la música; todo está hecho con un “buen gusto” que a veces resulta notoriamente forzado. Y en cuando a lo emotivo, se ha privilegiado la historia de amor de Einar y Gerda, lográndose un interesante contrapunto entre la evolución personal de Einar y las muestras de amor de Gerda hacia su esposo.
En efecto, lo más destacable en este filme es la labor de los dos protagonistas, Redmayne y Vikander, nominados ambos al Oscar al Mejor Actor y a la Mejor Actriz, respectivamente. Redmayne ya obtuvo este premio el año pasado por su interpretación del científico Stephen Hawkings en la película La teoría del todo (2014); una performance sobresaliente, ya que tuvo que representar todas las fases de la enfermedad degenerativa que padece Hawkings. En La chica danesa no hay un trabajo similar, pero en algunos pasajes vemos una destacable aproximación del actor a lo femenino. Por su parte, Vikander sí logra transmitir las emociones tan contradictorias que los cambios en su esposo le generan: desde el rechazo y el rencor hasta la afectuosa comprensión. Sumando esas dos buenas actuaciones a los logros estéticos (que le han significado nominaciones a otros dos Oscar: Mejor Diseño de Vestuario y Mejor Diseño de Producción) La chica danesa resulta una buena y muy recomendable película.
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