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La muerte del gran cantante y compositor mexicano
En la tarde de ayer una noticia inundó las redes sociales: el cantautor mexicano Juan Gabriel, uno de los más populares y queridos del mundo de habla hispana, falleció en la ciudad de California a las 11:30 de la mañana, como consecuencia de un paro cardiaco. El “divo de Juárez” (como se le solía llamar) tenía 66 años de edad, y más de 45 años de actividad artística como compositor, cantante y productor musical. Sus logros son innumerables: compuso decenas de canciones que hoy son consideradas clásicas de la música popular, y que dieron nueva vida a géneros como las baladas, las rancheras y los boleros. Batió récords de ventas, de asistencia a sus conciertos, llevó a la fama a numerosos intérpretes y realizó numerosas giras, dentro y fuera de su país. Precisamente su muerte se produjo cuando se encontraba en la mitad de la gira “MeXXIco es todo” (el XXI alude al presente siglo) que abarcaba a veinte ciudades de Estados Unidos, entre ellas Miami, Los Angeles y Chicago.
Juan Gabriel tuvo una infancia y juventud muy difíciles. Hijo de campesinos, nació el 7 de junio de 1950 en Michoacán, con el nombre de Alberto Aguilera Valadez. Pronto quedó huérfano de padre, y él y sus hermanos pasaron todo tipo de penurias económicas. Como consecuencia, fue internado en un colegio de “mejoramiento social”. Fue ahí donde conoció a Juan Contreras, un trabajador de aquel lugar, aficionado a la música, quien le enseñó a tocar la guitarra y todo lo que sabía de música. Alberto abandonó el colegio para trabajar en lo que sea, pues ya había comenzado a componer canciones y a presentarse en público con el nombre artístico de Adán Luna, aunque sus composiciones las firmaba con su propio nombre. Pero su vida seguía siendo azarosa y difícil, al punto que llegó a pasar una temporada en la cárcel. Todo eso se acabaría cuando por fin llegó a grabar su primer disco, unificando su trabajo de cantante y compositor bajo un solo nombre: Juan Gabriel, la unión del nombre de su maestro en la música (Juan) y el de su propio padre (Gabriel).
Ese primer disco —El alma joven (1971)— contenía varias canciones que pronto se convirtieron en éxitos, entre ellas “No tengo dinero”. Se trataba de canciones pop y baladas, géneros que primaron en sus tres primeros discos. En 1974 Juan Gabriel incursiona en la canción ranchera con el disco Juan Gabriel con el Mariachi Vargas de Tecalitlán, que incluía temas hoy considerados clásicos del género, como “Se me olvidó otra vez”, y que convirtieron al joven compositor en uno de los íconos de la cultura popular mexicana. Especialmente por la intensa emotividad de sus letras y melodías. Desde entonces fue algo así como el rey Midas de la música popular: cualquier artista con el que decidiera trabajar se convertía automáticamente en un éxito. Así “revivió” las carreras de artistas que estaban casi olvidados, como Rocío Dúrcal y José José, llevándolos nuevamente al estrellato.
La mejor década para Juan Gabriel fue la de los ochenta, no solo porque alcanzó su mejor nivel como compositor; también decidió tomar el control total sobre sus canciones, asumiendo el rol de productor y trabajando con los mejores arreglistas. De esa década son canciones como “No me vuelvo a enamorar”, “Querida”, “Déjame vivir”, “Amor eterno”. A partir de los años noventa, Juan Gabriel se dedicaría más a las presentaciones y giras, aunque sin dejar completamente la labor de compositor. Ya se había convertido en el gran divo de la música popular latinoamericana y también en un fenómeno casi indescifrable para los especialistas: el cantante notoriamente amanerado, objeto de innumerables burlas, era también el ídolo de multitudes, triunfando en un género musical tan tradicional y masculinizado como el de la música ranchera. Carlos Monsiváis planteó esta paradoja en pocas palabras: “la sociedad mexicana lo ha elegido para encumbrarlo a través del linchamiento verbal y la admiración. La víctima consagrada, el marginal en el centro de atención”.
Los logros de Juan Gabriel son innumerables. Grabó más de 120 álbumes, que vendieron millones de copias y que han obtenido más de 1500 discos de oro, platino y multiplatino por sus altas ventas. Participó en una decena de películas y en dos series de televisión. Obtuvo todos los premios de la industria musical: Billboard, Grammy, Ascap, Aplauso, Heritage Award, MTV, etc. Ha recibido las llaves de las ciudades de Buenos Aires, Vaticano, Madrid, y Asunción; y cuenta con “estrellas” en el Hollywood Walk of Fame y Salón de la Fama, en las Vegas. Sin duda, uno de los grandes de la música popular latinoamericana
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