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Crítica de la más reciente película del exitoso director canadiense Paul Haggis.
El director y guionista canadiense Paul Haggis (Ontario, 1953) hizo un deslumbrante debut en Hollywood con la película Crash (2004) que le significó dos premios Oscar: Mejor Película y Mejor Guión Original. Desde entonces se volvió uno de los guionistas preferidos de Clint Eastwood —colaboró en Million dollar baby, Flag of our fathers y Letters from Iwo Jima, que le valieron otras dos nominaciones al Oscar— y también de la serie de películas de James Bond. Estos trabajos le hicieron postergar un poco su propia obra, que recién ha retomado en la presente década. Su más reciente trabajo, la película Third person (En tercera persona), está en estos días en la cartelera limeña, aunque con el horrible título de “Amores infieles”.
A partir de un guión suyo, y contando con un excelente reparto, Haggis cuenta simultáneamente tres historias ambientadas en tres ciudades distintas. La principal sucede en París, donde Michael (interpretado por Liam Neeson), un viejo escritor recién divorciado, se encuentra con su joven amante Ana (Olivia Wilde). La segunda historia sucede en Nueva York, donde la actriz Julia (Mila Kunis) tiene que trabajar de mucama para solventar los gastos del juicio por la custodia de su hijo, en posesión de su ex esposo (James Franco). Por último, en Roma un empresario norteamericano (Adrien Brody) se enamora de una bella y huraña gitana, aunque sabe que ella probablemente solo trata de estafarlo.
Aunque la estructura de historias simultáneas remite a Crash, la mejor película de Haggis, el eje esta vez ya no es la discriminación, sino las relaciones de pareja, especialmente el tema de la “muerte” del amor. Los tres protagonistas se acaban de divorciar y además han tenido algún problema por su irresponsabilidad, lo que los ha llevado a la ruptura matrimonial: Julia estuvo a punto de matar a su pequeño hijo en un arranque de ira, mientras que el hijo de Michael ha muerto en la piscina de su propia casa, y no se sabe quién es el culpable de ese accidente. Los mejores momentos son aquellos en los que vemos cómo esas culpas y remordimientos hacen que los personajes tomen las decisiones más equivocadas, las que los conducen al fracaso.
En tercera persona no solo cuenta con los importantes aportes de Haggis en la dirección y el guión, sino también con la participación de destacados especialistas en todos los demás aspectos. Ya hemos mencionado el reparto verdaderamente estelar, al que se suma en un rol secundario nada menos que Kim Bassinger.
También son muy buenas la fotografía (a cargo de Gianfilippo Corticelli) y la música de Dario Maniarelli, ganador de un Oscar. Todo ello contribuye a que esta sea una película más que interesante, pero que no llega a estar a la tura de Crash ni de los trabajos de Haggis con Eastwood. Seguramente debido a su duración (más de dos horas), ciertos excesos melodramáticos (por ejemplo, Julia arrastrada de los pies para que no abrace a su hijo) o la fallida sorpresa final, que no revelamos para no perjudicar a quienes no han visto la película.
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