Editorial Cultura

El gran pequeño

El gran pequeño
  • 18 de agosto del 2015

Crítica de la más reciente película dirigida por Alejandro Monteverde

Hace exactamente setenta años —en agosto de 1945 y como parte de la Segunda Guerra Mundial— Estados Unidos hizo explotar la primera bomba atómica en la ciudad de Hiroshima, causando 140,000 muertes. Ese primer artefacto nuclear, conocido entre los militares norteamericanos como “Little Boy”, ha pasado a ser parte de la historia mundial, y su peculiar apelativo ha servido al director y guionista mexicano Alejandro Monteverde para hacer en la película Little Boy (2015) — recién estrenada en nuestro país y que en otros países latinoamericanos se ha tituladoEl gran pequeño—, un emotivo drama ambientado en aquella época y centrado en la figura de un niño norteamericano cuyo padre es reclutado y enviado a pelear en ese frente de guerra.

La historia se desarrolla en un pequeño pueblo costero californiano, donde Pepper (el debutante actor Jakob Salvati) un niño de ocho años y de muy baja estatura, tiene que soportar el bullying de sus compañeros de escuela y vecinos de su edad. Como consecuencia, el único amigo que tiene es su propio padre (Michel Rappaport), hasta que este es reclutado, después de los sucesos de Pearl Harbor. Sin el apoyo de su padre, Pepper busca refugio en un sacerdote vinculado a la familia (Tom Wilkinson) quien le propone al niño algunas tareas para fortalecer su fe, incluyendo la de hacer amistad con un viejo vecino, el señor Hashimoto (Cary-Hiroyuki Tagawa) quien a su vez está sufriendo todo tipo de abusos por su origen japonés. Incluso su casa es saqueada y destruida.

Como en la famosa película La vida es bella (1997), en Little Boy el niño protagonista es ayudado a superar los horrores de la guerra gracias al mundo de fantasía que crea para él un adulto. En este caso son más bien dos estos mundos “ideales”: el de la fe religiosa del sacerdote y el de la cultura japonesa de Hashimoto. Pero sin lugar a dudas, la peculiar y tierna relación con Hashimoto resulta uno de los mayores logros de esta película: la solidaridad y empatía generada a pesar de las diferencias de edades, razas y culturas; y que se ve reforzada por lo opuesto de los caracteres, pues Pepper es un niño sumamente expresivo (hay que destacar la grandes aptitudes dramáticas del joven actor) y Hashimoto un hermético y solitario anciano.

Tras su exitosa primera película Bella (2006), Premiada en el Festival de Cine de Toronto y por el Instituto Smithsoniano, Alejandro Monteverde (Ciudad de México, 1977) ha contado con un muy buen presupuesto para emprender este nuevo proyecto, que además le ha tomado muchos años de trabajo. Se trata pues de una película sumamente ambiciosa, lo que se refleja desde el reparto estelar (que incluye a actores como Emily Watson, Kevin James y Ted Levine) hasta los aspectos técnicos, como la excelente fotografía y la música siempre adecuada. Los únicos problemas son algunos excesos de “sentimentalismo”, algo casi inevitable en este tipo de películas, y de los que no se salvó ni La vida es bella. En Little Boy hay algunos innecesarios retorcimientos de la trama (el “doble “final”, por ejemplo) y momentos demasiado lacrimógenos, pero en líneas generales es una buena película, especialmente recomendada para verla acompañado de toda la familia.

  • 18 de agosto del 2015

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