El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
Sobre una de las figuras emblemáticas de la televisión peruana.
La noticia apareció ayer, invadiendo todas las redes sociales y los medios de comunicación en el Perú: ha muerto Humberto Martínez Morosini, quien durante tres décadas fue una de las personalidades más características de la televisión peruana. Y no solo como la cara visible de los noticieros de la principal emisora de aquellos años (Panamericana), sino también como la voz que acompañó las hazañas deportivas peruanas de entonces.
Humberto Martínez Morosini nació en la ciudad de Arequipa, el 13 de marzo de 1929. En esa ciudad vivió su infancia y adolescencia, y también comenzó, desde muy joven, a incursionar en la locución, en Radio Arequipa y Radio Continental. Concluida su formación escolar, viajó a la ciudad de La Paz (Bolivia) a hacer estudios de Medicina; pero ya el periodismo lo había ganado, y regresó a Arequipa a continuar en la locución. Pronto su prestigio llegó hasta Lima, donde fue convocado por la naciente Radio Panamericana, en 1953. A finales de esa década, Panamericana incursiona en el nuevo medio, la televisión, y lleva como rostro emblemático a Martínez Morosini, quien formó parte de la primera generación brillante de personalidades de nuestra de televisión, junto con Pablo de Madalengoitia (1919-1999), Augusto Ferrando (1919-1999) y Kiko Ledgard (1918-1995).
Cuando la dictadura militar que gobernó el país entre 1968 y 1980 expropió las empresas de televisión para ponerlas a su servicio, Martínez Morosini continuó siendo el rostro característico de Panamericana. Algo casi impensable hoy, pues los locutores suelen ser periodistas de carrera y, por su propia trayectoria y ética personal, no pueden aceptar giros políticos tan radicales. Como Ferrando y Madalengoitia, Martínez Morosini simplemente continuó haciendo su labor; incluso fue su mejor época en la televisión, con los noticieros El Panamericano y 24 Horas.
Así, su rostro y su voz están inevitablemente ligados a los terribles “comunicados” (anunciando desde toques de queda hasta “paquetazos” económicos) que la dictadura militar le hizo leer durante doce años. Pero también Martínez Morosini está asociado con los mejores momentos de la historia del fútbol peruano: la clasificación de nuestra selección y su participación en los campeonatos mundiales de México 1970 y Argentina 1978. En esas transmisiones deportivas se hicieron sumamente populares frases suyas como “Aquí no pasa nada” o “En el rincón de las ánimas”.
La vuelta del país a la democracia trajo nuevos canales a la televisión peruana, así como una nueva generación de periodistas y programas políticos; pero Martínez Morosini, siempre con su actitud ajena y distante de los contenidos políticos de los textos que leía frente a las cámaras, pudo mantener su vigencia durante una década más. Solo hacia el final de su carrera dejó de lado su “neutralidad” y capitalizó políticamente su gran popularidad de figura mediática. Fue elegido congresista el año 2000, representando a la agrupación política Avancemos, liderada por Federico Salas, quien después se vinculó al fujimorismo. Una incursión en el campo de la política que podríamos definir con otra de sus frases deportivas: “sin pena ni gloria”.
Con la muerte de Humberto Martínez Morosini (víctima de un accidente cerebrovascular) nos deja el último integrante de esa primera generación de personalidades de la televisión peruana. Y todavía no existe una reflexión seria y sistemática sobre la relación de esa generación con los avatares de la política y el poder en el Perú de la segunda mitad del siglo XX.
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