Editorial Cultura

Cincuenta años después de Woodstock

Tres días de paz, música y amor

Cincuenta años después de Woodstock
  • 15 de agosto del 2019

 

En agosto de 1969 el mundo pasaba por momentos sumamente tensos a causa de la Guerra Fría: la guerra de Vietnam, las migraciones hacia las ciudades (tanto en Europa como en América Latina) y el creciente poder de los estudiantes universitarios para influir en las decisiones de sus autoridades (iniciando en mayo de 1968, en Francia). La música no fue ajena a todos esos movimientos y hubo gran cantidad de artistas que buscaron transmitir el contexto en sus canciones. Muchos de ellos se unieron en un lugar y tiempo específico: un festival musical que prometía tres días de paz y música, el cual se convirtió en el mejor festival musical de todos los tiempos. Hablamos de Woodstock, que se inició hace exactamente 50 años.

Los festivales musicales no eran muy frecuentes a fines de los sesenta. Con el auge de los movimientos ambientalistas y pacifistas, la revolución sexual y el uso de drogas psicodélicas para alterar la mente, hizo a la música popular buscar nuevas formas de comunicar ese estilo de vida”, que se oponía a las armas nucleares y a la intervención occidental en Vietnam. Janis Joplin, Jimi Hendrix, Carlos Santana y The Who eran algunos de los artistas más escuchados por este grupo de jóvenes pertenecientes a la contracultura, y en el festival tocaron todos ellos, a lo largo de tres días y frente a los 400,000 asistentes al festival. Algo impensado para la época. En Woodstock reinó la música, el consumo de drogas y la libertad, por lo que el evento se convirtió en una prueba de lo que la cultura de los jóvenes era capaz de hacer.

Inicialmente el evento se iba a realizar en la ciudad de Woodstock, al norte del Estado de Nueva York (Estados Unidos). No obstante, se realizó en una granja a 60 kilómetros de la ciudad con el nombre del festival, debido a la protesta de los residentes del pueblo, ya que consideraban que iba a generar caos y una gran contaminación sonora. Los organizadores se vieron forzados a buscar otro lugar y lograron convencer a Max Yasgur, un granjero que accedió a que el festival se realice en su rancho. Se inició con Richie Havens, cantante folk estadounidense, a la 5 de la tarde del 15 de agosto, y finalizó en la mañana del lunes 18 con Jimi Hendrix quemando su guitarra. En toda la presentación solo hubo dos pausas: desde el sábado a las 2:00 a.m. hasta la 1:00 p.m. del mismo día, y desde las 8:00 a.m. del domingo hasta la tarde del mismo día. Una jornada agotadora para los asistentes, y un enorme desafío para todos los participantes y la familia del granjero Yasgur. 

Si lo vemos de manera simple, el evento, a pesar de que ha sido considerado exitoso, fue en varios aspectos un fracaso: sobrepasó su capacidad en un 600% (la máxima capacidad del lugar era 60,000 personas), hubo más de 100 arrestos por consumo de marihuana y LSD, y escasez de agua y alimentos. Además, no se pudo recuperar la inversión, porque si bien el ticket tuvo un precio de US$ 18 para los tres días, lo recaudado no alcanzó para cubrir el pago a los artistas, a Yasgur, a un grupo de hippies (encargados de la vigilancia), el costo del escenario y otros temas logísticos. Fue con los ingresos generados por el largometraje —que resumía el evento, un año después, y que ganó un premio Oscar— que el evento por fin resultó rentable. 

Fue un concierto único, aunque con los contratiempos antes mencionados. A pesar de que se quiso repetir el festival en 1994, 1999 y este año (por sus bodas de oro), no se ha alcanzado nunca el mismo éxito. Hay diferentes festivales de música que han surgido tratando de reeditar lo de Woodstock, pero con una visión más empresarial que social: Rock in Rio, Lollapalooza y Coachella son algunos ejemplos. Pero los resultados no han sido los esperados, porque ya no se trata tanto de una manifestación contracultural, sino de un simple negocio.

No obstante, lo vivido en esa época tiene mucha similitud con lo que sucede hoy en día en nuestra región, ya que cada día hay mayor cantidad de personas que simpatizan con el progresismo y el ecologismo, aunque también con su contraparte, y diversos grupos de la sociedad se levantan (mediante manifestaciones) cuando no están de acuerdo con algo. Un festival que reúna artistas que compartan esas visiones podría tener éxito. Pero los artistas de talla global de hoy en día (Greta Van Fleet, The Killers y The Black Keys, entre otros) ya no tocan esos temas en sus canciones. Por eso Woodstock seguirá siendo un evento único por mucho tiempo.

 

  • 15 de agosto del 2019

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