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Recordando a uno de los grandes escritores de la generación literaria de 1914
Continuando con la serie de grandes escritores que nacieron en 1914, hoy lunes 15 de setiembre se conmemora, en el mundo de habla hispana, el centenario del nacimiento de Adolfo Bioy Casares (Buenos Aires, 1914-1999), uno de los mayores representantes de la narrativa fantástica latinoamericana, Premio Miguel de Cervantes 1990 y cómplice literario de Jorge Luis Borges, su gran amigo y maestro. Juntos elaboraron numerosas antologías de cuentos fantásticos y policiales (que a ambos los apasionaban), y también libros de cuentos de estos subgéneros narrativos; libros que ellos atribuían a autores inexistentes, como Isidro Parodi, Bustos Domecq y Benito Suárez.
Un dandy argentino
Bioy Casares fue hijo único de una familia aristocrática y vivió casi toda su vida en La Recoleta, el exclusivo barrio bonaerense. Desde joven se dedicó a la literatura pero también a actividades como el tenis. Hizo estudios de Letras y de Derecho, que dejó inconclusos, pero que le dieron una muy vasta formación cultural; además hablaba y escribía con fluidez en español, inglés, francés y alemán. A los quince años de edad comenzó a publicar una serie de libros —Prólogo (1929), 17 disparos contra lo porvenir (1933), Caos (1934)— que después rechazaría, pero que lo convirtieron en toda una personalidad del mundo literario argentino: “…dandy, hombre de derechas, mujeriego y cercano a la aristocracia”.
La amistad con Borges
Por esa época, en 1932, y precisamente en una “velada literaria” en la casa de la escritora Victoria Ocampo, conocería a Jorge Luis Borges (quince años mayor que Bioy), quien ya era un escritor célebre y uno de los líderes del llamado “grupo Sur”. La afinidad entre ambos se manifestó inmediatamente y significó un gran salto cualitativo en la obra de Bioy. El primero de sus libros de esta nueva etapa fue La invención de Morel (1940), una novela fantástica considerada entre las obras fundamentales del género en este continente. En ella Bioy “… despliega una odisea de prodigios que no parecen admitir otra clave que la alucinación o que el símbolo, y plenamente los descifra mediante un solo postulado fantástico, pero no sobrenatural”, afirma Borges en el prólogo, que concluye calificando a la novela de “perfecta”.
A partir de entonces Bioy se especializa en la narrativa fantástica, con una serie de novelas cortas y libros de cuentos: Plan de evasión (1945), El perjurio de la nieve (1945), La trama celeste (1948), El sueño de los héroes (1954), etc. Paralelamente, fue publicando las obras que escribía en colaboración con Borges: Seis problemas para Isidro Parodi (1942), Dos fantasías memorables (1946), Un modelo para la muerte (1946), Crónicas de Bustos Domeccq (1967), entre muchas otras. La dupla de escritores incluso trabajó algunos guiones para cine, como Los orilleros (1955) y El paraíso de los creyentes (1955).
La producción literaria de Bioy Casares (más de 30 libros personales y una quincena en colaboración) mantuvo su calidad y vigencia durante las décadas de los sesenta y setenta; después decayó bastante, especialmente con la muerte de Borges (1986). Bioy falleció en 1999, pero siete años después fue publicado uno de sus libros más importantes: Borges (2006), un extenso diario que cuenta pormenores de la amistad y las conversaciones literarias que sostuvieron durante muchos años estos dos grandes escritores.
(15-set-2014)
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