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Por primera vez en Lima se representa una obra de la dramaturga alemana Dea Loher
La alemana Dea Loher (Traunstein, 1964) es la dramaturga germana más importante de su generación. Tras graduarse como profesora, inició estudios de Dramaturgia en la Universidad de las Artes de Berlín. Sus obras comenzaron a representarse a inicios de los años noventa, y pronto recibieron los mayores reconocimientos y premios de la crítica de su país: Tatuaje (1992), La habitación de Olga (1992), Leviathan (1993), entre otras, abordan la actualidad política alemana y Europea apelando a las más modernos recursos y técnicas de la dramaturgia actual. En Lima tenemos ahora la oportunidad de descubrir el teatro de Loher a través de su obra Casa ajena que, bajo la dirección de Jorge Villanueva, se está representando en el Teatro de la Universidad del Pacífico.
Casa ajena es la historia del joven Jane Sokolov, nacido en Yugoslavia, pero que después con la desmembración de su país (después de la caída del Muro de Berlín), es reclutado para participar en la guerra de los Balcanes, como parte del ejército de Macedonia. Jane prefiere huir a Alemania, y esconderse en la casa de Risto, un viejo amigo de su padre y héroe de la resistencia a la dictadura yugoslava. Pero en esta casa ajena, Jane solo encontrará a una familia casi en la miseria, económica y moral. Risto (Javier Valdez) es un viejo amargado y alcohólico, al que nadie quiere ni respeta; su esposa ha perdido el trabajo hace años, y apenas obtiene dinero prostituyéndose en la propia casa familiar; y la hija de ambos es una lisiada que se casó sin amor, para que su esposo (un humilde mecánico) ayude a la familia a llevar mejor la pobreza.
El joven e idealista Jane (interpretado por Joaquín de Orbegoso), va descubriendo poco a poco, a través de enfrentamientos con los integrantes de esta familia, de su lamentable historia. Son intensos diálogos, en los que se cuentan los más oscuros secretos personales y que determinan el rumbo de las acciones, llevando a algunos personajes a reconocer sus errores. Como en el caso de Risto, una muy buena interpretación del reconocido actor Javier Valdez. Y también a tomar determinaciones radicales y terribles, como en el caso de las mujeres. Por su parte, Jane, que había huido de su patria para defender su libertad personal y en repudio de la guerra, parece seguir el mismo camino de degradación de Risto, ya que termina casándose por “conveniencia” con la dueña del bar en el que trabaja como muchacho de limpieza.
En la línea de las grandes tragedias de todos los tiempos, Casa ajena es una obra densa y difícil, que aborda temas como la guerra, la traición, la culpa, el destino. Pero es una tragedia “moderna” en todos sus aspectos: la escenografía, funcional y cargada de simbolismo (el puente, la “caída de agua”, la superficie giratoria que permite pasar de un ambiente a otro), las luces y proyecciones de colores y textos, y hasta los desplazamientos de los actores. Solo lamentamos que Villanueva haya intentado darle a la obra un mayor dinamismo —esta puesta en escena dura media hora menos que la original alemana—, pues con esto algunas de las escenas más importantes pierden su fuerza dramática.
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