El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
Una película exitosa, pero vapuleada por la crítica
Acaso una de las películas más esperadas de este año (especialmente por los espectadores), Batman vs Superman. El amanecer de la justicia ha llegado por fin a nuestra cartelera y se ha convertido ya (como en todo el mundo) en un gran éxito de taquilla. No solo se trata de un encuentro de dos de los más grandes héroes de cómics (opuestos y complementarios), sino también del nuevo trabajo del director Zack Snyder (Wisconsin, 1966), quien ha tenido a su cargo algunas de las mejores versiones cinematográficas de este tipo de historias: Watchmen (2009), Sucker Punch (2011) y Superman: el hombre de acero (2013).
Partiendo de los sucesos de El hombre de acero —la invasión extraterrestre que Superman evitó, a costa de casi destrozar una ciudad— Snyder nos presenta a un Batman (interpretado por Ben Affleck) atribulado ante los poderes casi ilimitados de Superman (Henry Cavill); una preocupación compartida por Lex Luthor (Jesse Eisenberg), el CEO de la poderosa empresa LexCorp. Por su parte, también Clark Kent (identidad “secreta” de Superman) está preocupado por los excesos cometidos por Batman, quien en esta ficción porta armas, mata con ellas (algo que no haría el personaje del cómic) e incluso tortura a los delincuentes que captura. Así, mientras Bruce Wayne (alter ego de Batman) elabora un arma capaz de aniquilar a su colega, Luthor aprovecha la disputa entre héroes para crear un monstruo, llamado Doomsday, capaz de destruir al mundo.
Hay algunas líneas narrativas subalternas (como la relación entre Clark y Lois Lane, o entre Bruce y su mayordomo Alfred), pero básicamente todo desemboca en la extensa pelea cuerpo a cuerpo entre los dos héroes (que aquí parecen solo dos violentos psicópatas), en las que ambos hacen derroche de crueldad y sadismo. Solo al final de esta batalla, ambos se darán cuenta de que el verdadero enemigo es Luthor, y deciden enfrentar juntos al poderoso Doomsday, contando con la ayuda de una anónima voluntaria: Wonder Woman (Gal Gadot). Pero esta historia es como una pequeña película extra, lo que explica las dos horas y media de duración de este filme.
Es larga la lista de reparos que se le pueden hacer a Batman vs Superman, comenzando por los dos ya señalados: la estructura defectuosa del relato, que hace que la película se parta en dos historias casi inconexas, y la excesiva “humanización” de los dos superhéroes (por lo que se les ve hacer, deberían terminar en la cárcel). A ello se suma el abuso de una cierta estética de videoclip (secuencias en “cámara lenta”, efectos especiales innecesarios, música grandilocuente), las malas performances de los actores (especialmente de Eisenberg, quien fracasa al hacer un Luthor siguiendo el modelo del Joker de Heath Ledger), la falsa “seriedad” de toda la narración (solo Perry White, interpretado por Laurence Fishburne, dice algunas líneas irónicas); y hasta las fallidas reflexiones sobre ética y democracia, o sobre los superhéroes y su relación con la iconografía religiosa.
A pesar de todo lo dicho, no creemos que nadie quede muy decepcionado con esta película, pues las expectativas sobre ella son más bien bajas. ¿Qué se puede esperar de la lucha entre un semidiós (un ser de otro planeta y que cuenta con los más sorprendentes superpoderes) y un hombre lleno de traumas que no lo dejan llevar una vida normal? Lo cierto es que Batman vs Superman solo es el inicio de una nueva “franquicia cinematográfica”, la de La Liga de la Justicia (que agrupa a todos los superhéroes del universo DC Comics), para que compita con las exitosas películas de los otros grupos de superhéroes como Los Vengadores, X-Men y Los Cuatro Fantásticos.
COMENTARIOS