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En memoria de una de las artistas plásticas más importantes del siglo XX
Hija de un inmigrante japonés y una peruana descendiente de chinos, Tilsa Tsuchiya (Supe, 1929) fue una de las artistas plásticas peruanas más destacadas del siglo XX. Creadora de un universo plástico sumamente original, en el que se mezclan lo mítico y lo elemental, gozó de la admiración y el respeto de artistas, críticos y especialmente escritores e intelectuales, quienes encontraron en su obra la mejor expresión visual del realismo mágico. Lamentablemente la muerte la alcanzó cuando, una vez alcanzada la madurez, estaba en su mejor momento creativo. Fue el 23 de setiembre de 1984, hace exactamente 30 años, un día antes de que la artista cumpliera 55 años de edad.
Formación artística
Tilsa manifestó desde muy temprana edad una fuerte vocación por el dibujo. Así, ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1947, donde formó parte de la llamada “Promoción de oro”, integrada por Milner Cajahuaringa, Alberto Quintanilla, Gerardo Chávez, Enrique Galdos, etc. Paralelamente asistía a los talleres de artistas tan reconocidos como Ricardo Grau y Carlos Quíspez Asín. Por eso no sorprende que, siendo aún estudiante, comenzara a figurar en importantes concursos artísticos locales, como el Premio del Salón Municipal de Lima. También formó parte de la delegación peruana a la Primera Bienal de la Juventud, realizada en París (1958). La experiencia le valió para obtener una beca para estudiar Historia del Arte en La Sorbona, por lo que radicó en París durante la década del sesenta. Su primera muestra personal la realizó precisamente en esa ciudad, en el prestigioso Instituto de Arte Contemporáneo.
El regreso al Perú
Su estadía en Europa se prolongó hasta mediados de la década del setenta. A su regresó al Perú, inició la etapa más conocida de su obra —la serie de cuadros que ella denominó “Los mitos”—, la de los seres y paisajes míticos, en la que se fusionan elementos aparentemente disímiles: el indigenismo pictórico peruano, la mitología (tanto europea como precolombina), la imaginería surrealista, etc. En palabras de su gran amigo, el poeta José Watanabe: “Tilsa enfrentaba el cuadro como el fragmento de un gran territorio que empezaba a poblar de seres extraordinarios, no tanto por sus formas, sino por la potencia vital que llevaban en su interior... Había en ella una antigua nostalgia del futuro”.
El reconocimiento general
Obras como “La gran madre” (1972), “Mito de los sueños” (1974), “Mujer volando” (1974), “Tristán e Isolda” (1975) y “El mito del pájaro y las piedras” (1975), entre otras, fueron consolidando su prestigio. Así, a inicio de los años ochenta, ya era considerada como una de las principales artistas plásticas peruanas. Poco antes de su muerte (cuando ya se sabía que estaba gravemente enferma), Petroperú le organizó una gran exposición retrospectiva, que reunió medio centenar de obras suyas, realizadas a partir de 1959. Fue una emotiva despedida, pues la propia Tilsa estuvo en la inauguración de la exposición, recibiendo el reconocimiento a su creatividad, talento y toda una vida dedicada al trabajo artístico.
24 Set 2014
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