Vizcarra y la gallina desplumada

“El gobierno te rompe las piernas, te regala unas muletas y te dice: si no
fuera por el gobierno, no podrías caminar”. Harry Browne

Arequipa, en su hora más oscura por el colapso de los hospitales, la escasez de oxígeno y los más de 30 mil infectados a la fecha, recibió a Vizcarra el pasado domingo en el marco de la inauguración de un espacio de atención para pacientes infectados por el virus chino, justo al costado del hospital Honorio Delgado. En esta accidentada visita, Vizcarra pudo comprobar -una vez más- que la realidad del país es inversamente proporcional a la popularidad que le compra de cuando en cuando a los medios y a las encuestadoras.

En todo el país viene pasando lo mismo, con cuarentena o sin ella, el virus ha desbordado la capacidad de las autoridades para hacerle frente. Es normal que la gente, desesperada porque la muerte los acecha a través del virus o del hambre, termine por indignarse en contra del principal responsable del estrepitoso fracaso de este gobierno en su lucha contra el Covid-19; el problema es que los que van abriendo los ojos son muy pocos, casi insignificantes en comparación de la gran mayoría que todavía respalda la incapacidad de Vizcarra.

Y eso es lo paradójico, que todavía haya personas que renuncian a ver la realidad y prefieran seguir adorando al presidente. A no ser que se trate de una persona que haya vivido en carne propia la pérdida de un familiar por falta de una cama UCI, oxígeno o un respirador mecánico, es muy difícil encontrar a alguien que vea con claridad la cuota de responsabilidad de este gobierno en la gestión de la crisis; la mayoría está muy convencida de que el problema es la sociedad misma y está en su informalidad, en su irresponsabilidad.

Ante las pifias y los abucheos por parte del personal de salud y algunos periodistas que no siguen el juego mediático del resto, lo más probable es que en algunos días Ipsos nos regale una encuesta donde Vizcarra siga siendo el rey tuerto de esta sociedad de ciegos. Es lo normal porque para nadie es un secreto que las encuestadoras y la mayoría de los medios son empleados de facto de palacio. Estrategias de gobierno muy viejas pero que los gobiernos siguen poniendo en práctica con un éxito notable.

Y en este aspecto se puede resumir el éxito de Vizcarra y no estamos hablando de economía, salud o alguna cosa importante, sino de su victoria categórica en el terreno cultural, en la percepción que tienen las personas sobre él y su gobierno. Ha demostrado ser muy hábil en quitar el cuerpo cuando era necesario y lavarse las manos en el momento indicado. La gente hoy en día sabe que las cosas no han funcionado pero no ven en Vizcarra un culpable, sino la figura de un padre que mira impotente como sus hijos desobedientes se enfermaban por puro gusto y rebeldía.

La gallina que Stalin desplumó delante de sus allegados es la descripción perfecta de nuestra sociedad. Sin plumas, llena de sangre y con mucho dolor, la gallina corría detrás de Stalin esperando recibir un poco de trigo. Vizcarra destruyó la economía de las gallinas y cuando estas comenzaron a morir de hambre, les regaló bonos de trigo que saciaron su necesidad. Las gallinas no ven que están quebradas por la actitud propositiva de su gobierno, lo que ven es que sin Vizcarra no podrían comer. Eso es lo que le viene pasando a nuestra sociedad, a la gente poco le importa el daño que le puede causar su gobierno siempre y cuando tengan cierto alivio ante una situación límite como la que estamos viviendo.