Un lugar para la música

La música es una manera de prevenir la violencia y el pandillaje

En el siglo XIX el compositor de nuestro sagrado Himno Nacional, don José Bernardo Alcedo, fue uno de los primeros en presentar un proyecto para crear un Conservatorio Nacional de Música. Vamos a cumplir 200 años como república independiente y aún seguimos luchando por cristalizar ese sueño. Hace unos días, leí en las redes sociales una carta del destacado músico peruano Javier Echecopar, en la que enumeraba distintos sueños, entre ellos el de la creación de un Conservatorio Nacional de Música.

Los que recuerdan la última campaña electoral, sabrán que una de mis principales propuestas como candidato al Congreso de la República, además de querer impulsar una gran iniciativa para poner a leer al Perú, era la creación de un Conservatorio Nacional de Música, que considero debería llevar el nombre de don José Bernardo Alcedo. Sin embargo, en mi recorrido diario por las calles, la ciudadanía exigía seguridad, pistas, veredas, entre otras cosas. Seguro todas estas necesidades deben ser atendidas de manera urgente, porque todos los peruanos tenemos el derecho a vivir bien, pero la música es una manera de prevenir la violencia y el pandillaje.

Rápidamente escribí a la página en Facebook de Javier Echecopar para decirle que, como ex estudiante del Conservatorio Nacional de Música y ex integrante del coro San Fernando de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, tengo el mismo sueño. El maestro Echecopar tuvo la gentileza de responderme: “La construcción de un Conservatorio Nacional de Música sería el mensaje simbólico y patriótico más importante que podría dejarse como herencia a nuestra juventud”.

Quienes conocen la infraestructura del local de jirón Carabaya se darán cuenta de que los estudiantes requieren una nueva sede. Necesitan un terreno que podría ser proporcionado por el Estado, y la obra podría ejecutarse mediante el sistema de “obras por impuestos”, a través de un patronato o siguiendo el modelo de ejecución que se realizó en el Gran Teatro Nacional. Hablamos de una sede que cuente con un auditorio, salas de concierto, aulas acústicas, tecnología musical, comedor, biblioteca, fonoteca, videoteca, sala de computadoras, almacén de instrumentos, estudio de grabación, entre otros espacios. Pero además debería contar con un área de residencia para los alumnos provenientes de distintas regiones del país.

A nivel regional debería replicarse el modelo de las Casas de la Música y Casas de la Literatura ¿Por qué se no adecuan los inmuebles incautados a tanto narcotraficante —en manos del CONABI— para convertirlos en espacios para la juventud? Si tenemos uno de los mejores teatros del mundo ¿Por qué no podemos tener uno de los mejores conservatorios nacionales de música del mundo? Piénsenlo.

Estoy convencido de que para contribuir con tu país no necesitas un cargo en el Estado. Sé que, a veces, en el ejercicio de la política, existen ambiciones y algunos quisieran tener el orgullo de decir: “Yo hice esa obra”. No es mi caso. No importa quién lo haga, quién lo dijo primero o los nombres que aparezcan en la placa de inauguración. Simplemente hagámoslo. Como dice Javier Echecopar será una herencia para nuestra juventud, Estoy seguro de que con el tiempo, así como hoy nosotros juzgamos a nuestros mayores, algún día también seremos juzgados por las futuras generaciones que nos preguntarán ¿y tú qué hiciste por tu país?

Desde aquí invoco al presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski; al ministro de Cultura, Salvador del Solar; al presidente de la Comisión de Cultura del Congreso de la República, Francisco Petrozzi; a los integrantes de la bancada aprista, mi partido; y a todos los que estamos involucrados de alguna manera en el arte para que este sueño sea realidad el año 2021 y le demos un lugar a la música.

Arturo Valverde