Fernando Palomino
¿Tenemos Política de Defensa?
Las FF.AA. deben garantizar la soberanía e integridad territorial de la República
El Capítulo XII de la Constitución Política del Perú: De la seguridad y de la Defensa Nacional en su artículo 163° señala que el Estado garantiza la seguridad de la Nación mediante el Sistema de Defensa Nacional, y que esta es integral y permanente. Se desarrolla en los ámbitos interno y externo. Por otro lado, el artículo 165° señala que las Fuerzas Armadas tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República.
Sin embargo, la realidad es otra. La Política de Defensa en el Perú, transversal con otras políticas públicas, es en la práctica una política pública en el papel, a pesar de contar con instrumentos claros como la actual Política Nacional Multisectorial de Seguridad y Defensa y la Política Nacional Marítima al 2030. Desde el 2,000 a la fecha el presupuesto de defensa ha seguido regresionando año a año a niveles subsaharianos. Se ha privilegiado los nuevos roles en desmedro de su finalidad primordial, Por supuesto que nadie niega las capacidades logísticas de las FF.AA. para atender emergencias nacionales en caso de fenómenos naturales, como El Niño o ante eventos sísmicos que ocurren con cierta frecuencia. ¿Pero ese es el rol primordial de las FF.AA?
En esa línea de análisis, el Perú en los últimos 20 años dentro de las pocas adquisiciones para reemplazar viejos activos militares ha priorizado plataformas aéreas, navales y terrestres con características de empleo dual, tanto en tiempo de paz como de conflicto. ¿Hasta aquí todo bien, pero las plataformas y sistemas de armas de alto valor militar sin capacidad dual en qué condiciones quedan? Ejemplo: artillería, aeronaves de combate, radares aéreos, sistemas de defensa, tanques y submarinos por citar algunos.
Tenemos unas FF.AA. en obsolescencia que sobreviven año a año de presupuestos famélicos (cada vez menos en términos nominales y reales) solo para cubrir gastos corrientes inerciales e ineludibles y cumplir marginalmente su fin primordial y algunos de los roles secundarios. El 2024 el proyecto de presupuesto de defensa es dramático, 0.8% del PBI (menos del 1% del PBI). Como ejemplo Ecuador, tiene un presupuesto de defensa mayor al peruano, con un territorio tres veces y medio menor que el Perú con menos riesgos y amenazas a su seguridad. La indolencia de todos los gobiernos en más de 40 años, unos más otros menos, es clamorosa.
El atraso tecnológico es inmenso, mayoritariamente seguimos con activos militares de la década de los setenta y ochenta del siglo pasado que son piezas de museo y que orgullosos los exhibimos cada desfile militar bajo los aplausos de políticos y medios que poco o nada entienden sobre Defensa.
Es cierto que ha habido tímidos esfuerzos para revertir esta situación. Una golondrina no hace un verano, Durante el gobierno de Humala hubo inversión, como ejemplo en helicópteros que fueron muy importantes durante El Niño 2017, pero a cambio de ceder ante la presión del MEF para implementar la reforma de pensiones militar policial del 2012 congelando las pensiones habiendo sufrido la pérdida del 50% de su capacidad adquisitiva. Por otro lado, el gobierno actual ha financiado el inicio del programa de reemplazo de plataformas de la Marina con el SIMA Perú, sin embargo, ¿cómo estar seguro de que estos programas continuarán en el largo plazo?
La vigilancia, control y defensa aeroespacial es la primera línea de defensa que todo Estado debe proveer por medio de un poder militar aeroespacial disuasivo. La realidad nos muestra que no hay adecuada defensa aérea y limitada capacidad de respuesta ante eventuales potencias agresoras. ¿Podemos controlar íntegramente nuestro propio espacio aéreo? ¿Tenemos una política nacional aeroespacial?
El capital humano es también preocupante, hay ausencia de vocaciones para las FF.AA. Ya no está representada toda la juventud de la sociedad peruana como en el pasado. Ya no son los miles y miles que postulaban sencillamente porque no todo es vocación y el nivel de sueldos y pensiones más prestaciones de salud es un desaliento a la carrera militar. Con respecto al Servicio Militar Voluntario (SMV) seguimos discriminandolos y asignando despectivamente propinas en pleno siglo XXI, cuando estos jóvenes merecerían tener ingresos mensuales no menores a una Remuneración Mínima Vital.
Un simple observador sin más insumos que las presentadas líneas arriba, concluiría que en el Perú no hay disuasión estratégica militar en caso de un conflicto externo. Esto es lo que nadie quiere hablar y que irresponsablemente se oculta a todo nivel. Tal es el caso de desidia que tenemos un Libro Blanco de la Defensa Nacional del 2004 donde se expone al ciudadano de a pie en términos claros y transparente la política de defensa. Han pasado casi 20 años y el Libro Blanco de la Defensa sigue sin actualizarse.
Tuvo que ocurrir la pandemia del covid para terminar de darnos cuenta y salir de nuestro letargo sobre el precario estado de la salud en el Perú lo que representó al final el costo de más de 220,000 vidas. ¿Necesitamos acaso un conflicto con una tercera potencia para recién reaccionar?
Es necesario y urgente un acuerdo político en el seno del Acuerdo Nacional o donde sea y sincerarnos de una vez por todas que las FF.AA. queremos hasta el 2050 en consonancia con el Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (PEDN) y no seguir ocultando esta realidad bajo la alfombra. El Ministerio de Defensa no es un Ministerio de Defensa Civil. Recordemos que la finalidad primordial de las FF.AA. es garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República. Sr. Ministro de Defensa, ¿las FF.AA. son disuasivas? ¿Podemos dormir tranquilos los peruanos?
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