Tacna libre, Tacna heroica

Cada 28 de agosto, con hondo sentimiento patrio, el país entero, y sobre todo Tacna, recuerda y celebra el momento en que, luego de largos años de cautiverio y lejanía obligada del Perú, esa región, hermosa y peruanísima, regresó al seno de la Patria después de casi 50 años de haber sido arrancada del territorio y sometida a vanos intentos de ser “desperuanizada”. El territorio nacional había sido cruelmente desmembrado y sus pobladores sometidos a tratamiento más que injusto y a un proceso de alejamiento moral y psicológico del Perú, una obstinada actitud con la finalidad de que el plebiscito, que se había establecido en el Tratado de Ancón, resultase favorable a Chile. Ya ese documento establecía que el Perú “entregaba” a perpetuidad la provincia de Tarapacá a Chile y que éste retenía, por un periodo de diez años, las provincias de Tacna y Arica, en tanto se realizaría, luego de ese periodo, un plebiscito.

Durante los años de cautivero, muchas familias fueron separadas y obligadas a abandonar la tierra natal, reprimiendo y castigando los intentos de mantener intacto el amor al Perú, lo que incluía la imposibilidad de hacer actividad pública alguna que significara el recuerdo de la Patria y, por supuesto, de educarse en nuestra historia. En tanto que el plebiscito no se realizó, porque las condiciones de justicia y equidad y complimiento de lo pactado no se dieron, aumentaron las tensiones a nivel diplomático y la ansiedad de quienes deseaban ya, volver a la Patria pues habían sufrido injustamente las causas de una derrota nacional y el ensañamiento de los crueles vencedores. El tiempo fue pasando y nuestro territorio y su gente, se mantenían cautivos. Durante las negociaciones, que se hacían muy lentas, aumentó el escarnio contra los peruanos, se optó por expulsar a sacerdotes y maestros, pero una peruanidad fuerte y creciente, nacía y anidaba cada vez más en aquellos que amaban a la “Patria ausente”.

Fueron las mujeres de Tacna, muchas de ellas viudas, solas y sufrientes de la guerra y el cautiverio e integrantes de la Sociedad de Auxilios Mutuos, las que insistieron con tenacidad para que se permitiera a los peruanos, recordar y celebrar a esa Patria lejana y distante. Y, en 1901, se obtuvo autorización del intendente chileno en Tacna, para que el 28 de julio de ese año se realizara un paseo de la bandera que debió hacerse en estricto silencio, pues esa fue la condición expresa para permitir ese acto cívico. Ese silenció imprimió mayor sentido y dramatismo a la veneración de nuestra bandera e inflamó más el espíritu de quienes entonces vivían en Tacna y Arica que deseaban pertenecer al Perú y lograr el pronto retorno a la Patria.

Las crónicas de entonces narran que la bandera, cargada con dignidad por las mujeres, fue acompañada por una multitud silenciosa que hizo su primera parada en la iglesia de San Ramón donde nuestra enseña fue bendecida para seguir luego al local de la Sociedad de Auxilios Mutuos en donde Federico Barreto declamó un sentido poema a nuestra bandera, titulado “Lejos del hogar”. Transcurrieron los años y por fin, el 3 de junio de 1929, se suscribió el acta mediante la cual Tacna regresaba a la Patria, pero Chile retenía triste y permanentemente, derechos y propiedad sobre la provincia de Arica. Conocido como el Tratado de Lima, concluyeron años de dolor e incertidumbre y no obstante la pérdida de Arica, la experiencia vivida en las provincias cautivas, es por siempre un símbolo vivo de patriotismo y amor a la Patria.

Vale recordar que el Perú no estaba en condiciones de negociar; la guerra había destruido entidades, gobierno, economía y, sobre todo la moral que, por difícil que parezca, se había mantenido incólume en las provincias cautivas. En esa fecha se estableció, además, que el lindero divisorio y limítrofe entre Perú y Chile se denominara “Concordia”. No es fácil imaginar la tensión que pudo haberse vivido ese día, mientras los trámites llevaban a que nuestras autoridades recibieran de retorno parte de nuestro territorio ya mutilado y que se aceptara la pérdida de una querida provincia pero, con la suscripción de ese documento todo quedó oficializado, Tacna heróica y libre regresaba a la Patria y el invasor, abandonaba definitivamente nuestro territorio. Se cuenta y recuerda que ese día, toda la ciudad se embelleció con flores y despliegue de banderas y que nuestros colores rojo y blanco dominaron el cielo.

Fue en homenaje a esa resistencia tacneña y al significado de lo que denominamos “procesión de la bandera” que el 26 de agosto de 2009 me cupo el inmenso placer, cumplí un deber y tuve el inmerecido privilegio de suscribir la Resolución Directoral Nacional 1191/INC del entonces Instituto Nacional de Cultura, mediante la cual se Declaró como “Patrimonio Cultural de la Nación a la Procesión de la Bandera celebrada en la ciudad de Tacna por su contenido histórico y expresión cultural que afirma la nacionalidad peruana”.

La procesión de la bandera es actualmente un símbolo fundacional de la ciudad de Tacna como "Ciudad Heroica", como parte de la nación peruana que sufrió ocupación extranjera y es una expresión que ahora y por siempre permite recordar lo vivido, enaltecer el heroísmo y reforzar la identidad regional y nacional.

Hoy recordamos que se cumplen 95 años del retorno de Tacna al suelo patrio luego de 46 años de duro cautiverio, honrosa resistencia y un indiviso y perpetuo amor a la Patria.