Sobre el indulto e inmediata libertad de Alberto Fujimori

La libertad de Fujimori, mediante la vía del indulto, ha vuelto a desatar polémica, una suerte de fuego cruzado en nuestro país, tal y como ha sido durante cada día de este siglo, desde el año 2000, en que fue vacado del poder. Señalado como gobierno autoritario, el fin del régimen presidido por Alberto Fujimori debería haber dado paso a una transición democrática, instrumento que, como se sabe, lo que busca es armonizar el tránsito entre el régimen que se va y el gobierno que asume la responsabilidad de consolidar la democracia. Es un ejercicio que requiere de mucha política, desprendimiento y capacidad para entender que se debe voltear la página. En el Perú nunca se dio esa transición, siendo el resultado lo que sufrimos: un clima de permanente polarización en el que la pugna entre fujimorismo y antifujimorismo rige la vida del país. El resultado es conocido.

Por eso es que, habiendo sido adversario de Alberto Fujimori desde el Foro Democrático, allá por 1995, considero que se debe cerrar ese ciclo. Soy político de enfrentamiento y no de odios, pero sobre todo de consensos ante que disensos. El Perú no puede continuar así. Cada día de este siglo ha sido de pugnas teniendo como protagonista al eje fujimorismo-antifujimorismo en una polarización enfermiza. Y no hay nada más paralizante para un país que una polarización, por la sencilla razón que todo lo vuelve blanco y negro, anula la riquísima paleta de grises y matices e impide ponerse de acuerdo.

Por eso creo que Alberto Fujimori debe gozar del indulto que le otorgó Pedro Pablo Kuzcynski el 24 de diciembre del 2017 por razones humanitarias. Han pasado 16 años desde que sufre de prisión por los delitos que cometió, tiene 85 años y el país no puede llegar a niveles de ensañamiento con quien cambió el rumbo desastroso de nuestra economía, pacificó al país, cerró la disputa fronteriza con Ecuador entre otros activos que debemos reconocerle. En una transición los delitos se tramitan y no se enrostran y en el caso de Fujimori considero que ya cumplió con su condena. Ahora corresponde mirar adelante.

Y eso pasa por actuar haciendo respetar nuestra soberanía. No podemos permitir que una corte, la CIDH, se imponga indebidamente a nuestra Constitución “ordenando” que Alberto Fujimori continúe en prisión. Que quede claro: eso no está en el marco de la competencia de la CIDH. Es suficiente atenernos a la sentencia del Tribunal Constitucional que indica que el indulto concedido por PPK a Fujimori debe ejecutarse. Y eso ha dicho el propio presidente del TC, Dr. Francisco Morales. El Estado de Derecho debe respetarse en el país.