Heriberto Bustos
Seriedad y responsabilidad
La población requiere información oportuna y clara

Si bien los momentos críticos invitan a desplegar todas nuestras fuerzas e inteligencia posible a fin de afrontarlos, se dan situaciones donde el ingenio de las personas llega al ridículo. Muestra de lo señalado lo constituyen, por ejemplo, en el caso de Lima, la genial idea del alcalde de La Molina, Álvaro Paz de la Barra, para frenar la propagación del coronavirus, mediante la implementación de un plan de cierre de las “fronteras distritales”, determinando que las medidas dictadas por su despacho serían garantizadas por las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y la Gerencia de Seguridad Ciudadana.
En esa misma dirección, el gobernador regional de Cusco, al tomar conocimiento de la suspensión del transporte internacional y nacional de pasajeros por todos los medios, intentando mostrar su preocupación sobre los efectos de esta determinación en la economía regional, señaló que la pandemia tiene impacto sobre todo mediático y debe dársele la debida atención. Esto, según él, pasa por entender que tarde o temprano llegará a Cusco y, por lo tanto, es mejor enfrentarla de una vez. Por eso propone dejar posturas demagógicas de cierre de fronteras.
La agudeza dista mucho de la bobería, y al parecer en ambos casos primó lo segundo, pues no tienen conciencia de que, conforme lo señala la Constitución en su Artículo 43° “La República del Perú es democrática, social, independiente y soberana. El Estado es uno e indivisible. Su gobierno es unitario, representativo y descentralizado, y se organiza según el principio de la separación de poderes”. No existen por tanto gobiernos regionales ni distritales autónomos, que frente a una medida de la naturaleza y magnitud que encierra la “cuarentena nacional”, intenten trazar su propio camino.
En un Estado de derecho deben respetarse las prudentes determinaciones dadas por los responsables, y con mayor razón en casos de gravedad como en estos momentos. Ello de ninguna manera implica que no se expresen puntos de vista razonablemente discrepantes. Lo que resulta criticable es que se utilicen las circunstancias de manera oportunista, tomando o haciendo algo para “aparecer en la foto”. Al margen de la satisfacción individual que pueda generar lo mediático, debe quedar claro que la población requiere información oportuna, seria y clara, que impida la circulación, en redes, de una serie de noticias por lo general ficticias, cuya emisión, siendo atribuida a organismos formales, tiene como fin generar desconcierto.
Hemos sido atrapados por la pandemia del virus en circunstancias muy complicadas en los diversos ámbitos de la vida social, con claras e identificadas responsabilidades en materia de corrupción, incompetencias en el manejo de lo público, inicios de recuperación de la institucionalidad democrática, entre otros. Eso no debe llevarnos a dejar esos problemas de lado, esconderlos o posponerlos en su abordaje, pues el daño social que causan es de tal gravedad que ignorarlo implicaría llevar a la sociedad a una situación de inoperancia. En estos momentos lo que más requiere el Perú es seriedad y responsabilidad frente al tratamiento del Covid-19 y de la corrupción.
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