Darío Enríquez
Se oponen a la consolidación de nuestro progreso
Facho-socialismo destruye el modelo más próspero de nuestra historia

¿Crees que ya somos un país rico y podemos hacer la fiesta populista? ¿Olvidaste todo lo que nos costó llegar a este punto de progreso material? ¿Sigues pensando que desde el Estado se puede “redistribuir” la riqueza que aún no se ha creado? ¿Acaso pretendes un “Estado presente”, haciéndolo participar como empresario mientras incumple penosamente su rol en seguridad, justicia y prevención? ¿Continúas apoyando propuestas delirantes que han fracasado en todos los idiomas, todas las geografías y todas las culturas? Eres un peligro y, lo peor de todo, hay muchos que te acompañan en ese terrible camino de destrucción, opresión y tiranía, disfrazado de romántica utopía.
¿No te das cuenta de lo que ha pasado y sigue pasando en Venezuela? ¿Sigues creyendo la misma estúpida justificación de que se trata del bloqueo económico del “imperio” y no la demostrada monstruosa perversión del socialismo en todas sus variantes y todas sus formas? ¿Tal vez crees que aquí no va a pasar lo mismo porque nosotros sí tenemos los líderes correctos, sabios decimonónicos, querubines impolutos que nos llevarán directo al paraíso? Eres no solo un iluso, sino un irresponsable que junto con gente como tú —si es que nuestra mayoría silenciosa no alza la voz y por fin decide participar— nos lanzarán más temprano que tarde a una lamentable y dolorosa crisis humanitaria.
¿Imaginas que el progreso material innegable que disfruta el Perú de hoy y ese 60% de clase media que ha quebrado gran parte de las barreras socioeconómicas semifeudales, son fruto del azar? ¿Asumes que de pronto todo cambió en forma espontánea e inopinada, de casualidad? ¿Qué tipo de obscuridad te cegó? ¿Qué demonio de insensibilidad te atacó? Aún hoy, dos décadas después de las reformas establecidas en los noventa gracias a la Constitución de 1993, seguimos disfrutando un inédito bienestar, pese a los políticos que no cumplieron su misión y gracias a la benéfica inercia de lo que algunos llaman “piloto automático” y otros, destilando ignorancia, desprecian tildando de “modelo neoliberal” ¿Te das cuenta o necesitas un dibujo?
El modelo más próspero de nuestra historia requiere que lo protejamos y continuemos con la segunda ola de reformas ¿Debe haber cambios? Por supuesto que las AFP deben ser reformadas urgentemente. Claro que sí, que el tóxico y corrupto mercantilismo de las oligarquías aupadas al poder debe terminar. En definitiva, la política debe subordinarse al interés de los ciudadanos bajo el principio de que mientras menos interfiera, mucho mejor. Ese monstruo grande que es el Estado debe ser limitado y estar a nuestro servicio, no dejarlo crecer y crecer, sometiendo con ello a los ciudadanos en vez de brindar contraprestaciones eficaces.
El 65% de pobreza que teníamos en 1990 se ha reducido hoy a solo 20%. Date cuenta que no necesitamos experimentos nefastos del facho-socialismo, pues de otro modo la pobreza rebrotará y golpeará con fiereza a los más vulnerables. Fíjate bien, ese 20% puede y debe ser abordado con mayores libertades, más mercado y menos Estado interventor. No hay secretos. Se requiere firme voluntad política e invocar —una vez más, es lo más importante— la participación de esa mayoría silenciosa que trabaja duramente para hacer realidad los planes de vida a los que tienen derecho y que nadie puede ni debe interferir.
¡No seas torpe! ¡Reflexiona! ¡Olvida tus odios políticos, tus animadversiones, tus fobias! En el mundo de hoy sabemos qué es lo que funciona y qué es lo que no funciona. Hay que ser demasiado necio para insistir en opciones trasnochadas. Se requiere más libertades. Por eso toda reforma debe responder positivamente la pregunta: ¿Somos más o menos libres con esos cambios?
¿Qué te parece? Si no haces nada, la historia te recordará como parte de aquellos indescifrables ciudadanos que, teniendo mucho que perder, no hicieron nada por proteger los logros que tanto trabajo nos costó alcanzar ¿Defiendes tu estilo de vida? ¿Tratas que quienes aún no lo alcanzan puedan hacerlo? ¿Tus hijos y tus nietos acaso tendrán que cargar con la misma penosa herencia que cargamos nosotros por los estropicios del socialismo militarista 1968-1990? ¿Ese socialismo militarista que Haya apoyó, Belaúnde fue incapaz de desactivar y García llevó a límites infrahumanos? Espero que cumplas este compromiso de honor. Aquí estaré para recordártelo con tanta frecuencia como sea necesario.
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