Fernando Vigil

Reparando ventanas rotas

Reparando ventanas rotas
Fernando Vigil
12 de noviembre del 2015

Reflexión sobre las causas de la delincuencia y cómo enfrentarlas

La psicología y la criminología son herramientas importantes para la prevención de los delitos. Por ello, quiero traer a colación a la “Teoría de las Ventanas Rotas”, publicada en un artículo de los investigadores James Wilson y George Kelling, vinculados a la Universidad de Harvard, en la edición de Marzo-1982 de The Atlantic Monthly. Dicha teoría se basó en un experimento de psicología social realizado en 1969 por el psicólogo Philip Zimbardo, profesor de la Universidad de Stanford.

En este experimento se abandonó dos automóviles iguales en la calle, de la misma marca, el mismo modelo, el mismo año, e incluso el mismo color. Uno fue abandonado en el Bronx, una barriada pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. El automóvil situado en el Bronx empezó a ser desmantelado en pocas horas. No ocurrió lo mismo con el coche situado en Palo Alto. Los resultados aparentemente eran los esperados: seguramente el factor socio-económico que caracterizaba a los ciudadanos de ambas zonas había influido en su comportamiento.

Sin embargo, siete días después el profesor Zimbardo forzó el experimento y rompió un cristal de la ventana del automóvil de Palo Alto. Entonces se desató el mismo problema que en el Bronx: robo, violencia y vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre. Esto ratifica lo que venimos sosteniendo: la delincuencia no necesariamente está asociada a la pobreza, sino al desorden y a la indiferencia, y desde una perspectiva económica a la ausencia de propiedad privada. Y esto tiene mucho que ver con la psicología, el comportamiento humano y las relaciones sociales. Un vidrio roto en un automóvil abandonado le transmite a la sociedad un mensaje de deterioro, de desinterés, de despreocupación, lo que en el largo plazo genera que se vayan rompiendo códigos de convivencia (leyes, normas y reglas). Cada ataque que de forma continua va sufriendo el automóvil abandonado no hace más que reforzar, e incluso multiplicar, la idea de desinterés y ausencia de autoridad; y los resultados futuros serán: más delitos, más violencia y caos social.

Los resultados de esta investigación fueron tomados por Wilson y Kelling. Ellos explicaron, por ejemplo, que si en un edificio aparece una ventana rota y no se arregla pronto, inmediatamente el resto de ventanas acaban siendo destrozadas por los vándalos. Seguramente porque a muchos les puede parecer divertido andar por allí rompiendo cristales, pero, principalmente porque la ventana rota envía un mensaje a la sociedad: “no hay nadie interesado en cuidar este edificio”. Por ende, si en una comunidad existen signos de deterioro, y esto no le importa a nadie, ni a la sociedad ni a sus autoridades, entonces, allí inevitablemente se van a generar muchos delitos.

Con esto se concluye que la mejor estrategia para prevenir los actos delictivos es solucionar los problemas cuando estos aún son pequeños, por ejemplo el vandalismo. Son las autoridades trabajando de la mano con la sociedad civil organizada las que deben mostrar su rechazo total ante la más mínima falta o delito. Si alguien pinta una pared con grafiti, pues la pintamos, y si lo vuelven a hacer la volvemos a pintar. Limpiar y arreglar las veredas, plazas, parques y demás espacios públicos, TODOS LOS DÍAS, para evitar que la basura se acumule y que caiga en el abandono. Solo así se evita realmente que la delincuencia ocupe los lugares abandonados, y que los ciudadanos tengan miedo a salir de sus casas o abandonen el lugar.

Con acciones como estas se le envía un mensaje claro y contundente al delincuente y/o potencial delincuente: “la sociedad en su conjunto no va a tolerar tu accionar por ningún motivo, pues no justificamos lo que haces, sino todo lo contrario, lo rechazamos y te rechazamos”.

Las políticas públicas en seguridad también deben enfocarse en reparar las ventanas rotas de nuestra sociedad, mediante la privatización o concesión de espacios públicos que se encuentran abandonados; generando incentivos para que los propietarios de casas y edificios arreglen al menos sus fachadas (por ejemplo mediante descuentos, condonaciones o amnistías tributarias municipales); y destinando más presupuesto a nuestras fuerzas policiales en la lucha contra crimen, para que haya más policías, mejor equipados, en las calles las 24 horas del día, y así incrementar la probabilidad de detección de delitos.

Por: Fernando Vigil (@fernandovigilr)

Fernando Vigil
12 de noviembre del 2015

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