Arturo Valverde

Redactar un discurso con Tolstoi

La contribución del escritor ruso en la elaboración de discursos

Redactar un discurso con Tolstoi
Arturo Valverde
10 de febrero del 2021


La redacción de un discurso puede ser un dolor de cabeza para algunas autoridades. El escaso tiempo que tienen para elaborar uno, o quizás el desconocimiento de un tema, los lleva a apoyarse en otras personas que los asisten en ese propósito. En mi experiencia como periodista, en algunas ocasiones también me vi en la tarea de proponer algunos discursos para autoridades. ¿Qué tan difícil es escribir un discurso? ¿Qué aspectos deberíamos tomar en cuenta para su redacción?

Además de los innumerables estudios literarios sobre La guerra y la paz, la gran novela de León Tolstoi, me parece que otro enfoque a considerar, no menos importante, es la contribución del escritor ruso en la elaboración de discursos. Las reflexiones de los personajes, sus pensamientos, las preguntas que se plantean a sí mismos, así como los cuestionamientos propios del autor, que interviene con mayor claridad en algunos pasajes de la novela: fechas, escenarios, frases… La suma de todo ello es una suerte de guía para la elaboración o construcción del discurso.

Solo a manera de ejemplo y análisis, cito el siguiente párrafo, que corresponde al primer capítulo, de la primera parte, del libro tercero: 

A finales del año 1811 comenzó el armamento intensivo y la concentración de fuerzas de la Europa occidental. En 1812, esas fuerzas –millones de hombres, contando los encargados de transportar y aprovisionar a los ejércitos– avanzaron de oeste a este, hacia la frontera rusa, hacia donde, también desde 1811, acudían igualmente las tropas del zar. El 12 de junio, los ejércitos de la Europa occidental cruzaron las fronteras de Rusia y la guerra comenzó; es decir, se produjo un acontecimiento contrario a la razón y a toda la naturaleza humana. Millones de hombres de uno y otro bando cometieron una cantidad tan enorme de crímenes, engaños, traiciones, robos, falsificaciones de billetes, saqueos, incendios y matanzas, que la historia de todos los tribunales del mundo no reuniría cosa semejante en el transcurso de varios siglos; y, sin embargo, la gente que cometía esos delitos no llegaban a considerarlos como tales.

¿Qué motivó tan extraordinario suceso? ¿Cuáles fueron esas causas? Los historiadores, con ingenua convicción, aseguran que las causas fueron (…) Pero a nosotros, sus descendientes, que contemplamos en toda su magnitud el enorme acontecimiento, a nosotros, que estamos en condiciones de penetrar en su sencillez y terrible sentido, esas causas nos parecen insuficientes. No podemos comprender que millones de cristianos se matasen y torturasen unos a otros… 

Por cuestiones de espacio no puedo extenderme mucho, pero prestemos atención a detalles como la introducción al tema de fondo, los cuestionamientos propios, las reflexiones “en voz alta”, la descripción de un momento histórico o ambiente político, la posición personal frente a la opinión “especializada” de otros; hechos y consideraciones. 

Si alguien está en la tarea de escribir un discurso, tiene en esos párrafos y en los siguientes un modelo a seguir. Lo que comprueba, a su vez, la trascendencia de esta novela más allá del ámbito literario.

Arturo Valverde
10 de febrero del 2021

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