Nancy Arellano

Recomendaciones a AMLO para que México no se convierta en Venezuela

Escuche a los primeros críticos ¡dentro de su propio equipo!

Recomendaciones a AMLO para que México no se convierta en Venezuela
Nancy Arellano
04 de julio del 2018

 

Ganó Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Ganó por primera vez en la historia de México un líder de izquierda. Con ello se abren al menos tres posibilidades en el espectro político. Espero, por el bien de México, que tomen la última.

 

1.- La opción “tabula rasa”. Es decir la asunción del “modelo” populista demagógico megalómano, sustentado en el reordenamiento de las fuerzas político económicas del país, con la injerencia de un Ejecutivo omnímodo legitimado en la falacia de la “democracia participativa y protagónica”. Además con la creación de un enemigo anterior (el PRI y el PAN), un enemigo interno (la derecha, los capitalistas, los fascistas, etc.) y el enemigo exterior (capitalismo internacional, neoliberalismo, imperialismo, etc.) para justificar los desmanes, impericia y errores. A esto normalmente se suma la modificación constitucional, que lleva a borrar del mapa a actores del establishment (buenos o no), porque capitaliza como emociones el hartazgo, la indignación y la venganza. Sí, hablo de abrazar el modo chavista. Improvisación y primacía de lo político-partidario-autocrático sobre lo económico-político-democrático a todo costo. Pasaría ud a la historia como una mala imitación de Chávez, quien ya era una imitación de Fidel. 

2.- La vía reformista populista. Crear un fuerte andamiaje de programas sociales, capitales semillas y cambios económicos que pongan la popularidad del Gobierno a tope: el llamado “desarrollo endogenous”, que incrementa el gasto público irresponsablemente. En paralelo, impulsar obras de infraestructura e industria que aumenten la inversión pública (muy keynesiano). Con este circulante económico hay dos posibilidades: un importante aumento de la inflación y de las tasas de interés, baja en las calificaciones internacionales y las posibilidades de aumento  de los esquemas de corrupción; o bien el ajuste que haga que la inequidad mexicana en cuanto a ingresos (brecha) se reduzca. Solo si se acompaña de una revisión fiscal y de las tasas de interés en función de la productividad real económica, sería sostenible. Sin embargo, normalmente prima el criterio populista, y como no alcanza el presupuesto, se tiende a una renacionalización de los principales ejes industriales; como el energético cuyas pérdidas se calculan en más de 50,000 millones. Una reforma populista podría hacer retroceder a México en muy poco tiempo. Aunque todo acabe en seis años, porque si estaría dispuesto a entregar el poder. Pasaría Ud. por debajo de la mesa, como una ilusión más que se pierde.

3.- La adopción de un socioliberalismo. Lo ideal sería la adopción de un modelo socio liberal, combinando las fuerzas del mercado con las características únicas de valor diferenciador de México para cubrir las deudas históricas con la ciudadanía. Ello impone estar dispuesto a tomar las medidas paulatinas, concertar con los opositores e involucrar al sector privado al máximo para crear igualdad de oportunidades en igualdad de condiciones. Requiere Ud. de abrazar a todo el talento que hoy le es adverso; no por cobardía, sino por inteligencia. Los mejores cuadros del PRI, del PAN, del PRD y de la sociedad organizada deben ser llamados a Mesas de Concertación para realizar los compromisos con los capitales privados para impulsar una auténtica reforma socio-productiva que amplíe oportunidades y mitigue costos sociales.  Ello implica dejar el piloto automático sobre los ejes macro y abocarse a los ejes de la economía real (sin jugar con la financiera) y dejarse asesorar por la gente que sabe, sin importar el partido del que vengan. Se trata de un pacto socio-productivo que debería abordar la auditoría de fuerzas sociales vivas y la organización de ejes de desarrollo principalmente enfocados en educación en función de innovación, competitividad y sostenibilidad. Por supuesto, se deben cubrir además los fundamentos base de salud, nutrición y seguridad ciudadana, así como abordar la gobernanza multinivel.

Si tuviera que darle un listado de qué no hacer a AMLO, le diría:

1.- No cambie la Constitución. Cambie la tolerancia a la corrupción y disminuya realmente el gasto público en función de la efectividad.

2.- Respete a la oposición. No inicie una confrontación triunfalista, despectiva y vengativa. Acepte las iniciativas positivas de sus adversarios. Ahora gobierna para todos, no solo para sus votantes.

3.- No imponga la revolución unipersonal, que es mental. Aproveche este momento de capitalización popular para tomar las medidas necesarias y urgentes de saneamiento. No malgaste ese capital en confrontación, sume gente como si estuviera en campaña aún. 

4.- Respeta a la identidad mexicana tal como está. No pretenda reescribir la historia, cambiar los símbolos patrios o el nombre del país.

5.- No se crea inmortal. Busque desde hoy un pupilo, si puede varios. Abra el liderazgo de Morena y no abrace, por muy tentador que se sienta, la figura mesiánica ególatra. Ud. es un hombre, solo un hombre más. ¡No es un Dios! Así haya sido David contra Goliat. No olvide que más ha logrado ganar por los desmanes de los otros que por mérito propio. Aunque duela, es la verdad.

6.- No ignore a los que sinceramente creen en el cambio por escuchar a los que solo salivan por el puesto. Escuche muy atentamente a los primeros críticos ¡dentro de su propio equipo! Los primeros que le critiquen, de esas personas que le acompañaron cuando era remota su victoria, serán su mejor garantía de cable a tierra. Sobre todo quienes son capaces de tender puentes con su oposición natural. Desconfíe de los que siempre le dan la razón. Lo siento, Ud. no es Dios, así lo crea ahora.

7.- ¡Jamás imponga un control de cambio! Suena tentador controlar el mercado interno de divisas, pero en una economía globalizada solo espantará a los mexicanos productivos y atraerá a los mercenarios del desastre. ¡No sucumba!

8.- No cree un Estado paralelo. Si va a crear programas sociales hágalo dentro de las secretarías de Estado, y no como un brazo directo de la Presidencia. No inventé formas de “empoderamiento” falsas que solo excluyen de la formalidad.

9.- No destruya la institucionalidad ni la meritocracia. Las instituciones nos hacen civilizados y la meritocracia tiene que ser producto del talento, no de la dádiva. No merece el pobre por ser pobre, merece como ser humano que debe poder desplegar su potencial. Hay que crear igualdad de oportunidades en igualdad de condiciones, no crear ficciones que condenen al pueblo a la eterna dependencia del Estado.

10.- No se engañe. Si piensa que sus ideas son únicas mire por la ventana. Créame que lo que sea que quiera hacer alguien ya lo ha intentado. Revise por qué fracasó y rodéese de quienes saben implementar. No se quede solo con los teóricos trasnochados, ni permita que México se convierta en un laboratorio político. México es la vida de más de 127 millones de personas. 

Finalmente, aproveche la oportunidad para brindar resultados y no excusas. México espera.

 

Nancy Arellano
04 de julio del 2018

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