Nancy Arellano

¿Chavismo versus chavismo? (I)

Por qué el post-chavismo intenta sostener a Maduro y el chavismo apoya a la oposición

¿Chavismo versus chavismo? (I)
Nancy Arellano
27 de agosto del 2024


El control del poder “oficial” en Venezuela, en manos de Maduro, se sostiene por un grupo que vamos a calificar como post-chavistas/maduristas. Los post-chavistas pueden ser chavistas o no. Y es ya más que obvio que la mayoría no lo es. Son maduristas y, en buena parte: antichavistas. Esta historia no es corta. Por lo que haremos un resumen de cuatro entregas.

El comienzo

El “chavismo originario” debe entenderse como el movimiento de afinidades de izquierda que aglutinó a buena parte de este espectro ideológico desde el 17 de diciembre de 1982, con la creación del MBR200, que tiene sus antecedentes en hombres como Douglas Bravo (fundador del Partido de la Revolución Venezolana en 1962) y Alí Rodriguez Araque, ambos ligados a Fidel Castro y las pretensiones de hacer llegar la Revolución Cubana a Venezuela pero con estos matices nacionalistas del marxismo-leninismo-bolivariano.

Los planes de infiltración de las FF.AA. venezolanas resonaban como la única forma de lograr la alianza cívico militar, y se materializan con el MBR200 el cual se consolida abiertamente como movimiento desde 1992 hasta 2007, con un correlato basado en las urgencias populares expresadas en dos eventos: el Caracazo de 1989 y el intento de Golpe de Estado del 4 de febrero (4F) de 1992; y que daría nacimiento al culto a Chávez. Tuvo hitos importantes, en 1998 al ganar la elección el Movimiento V República (MVR) con Chávez, en el 99 con la aprobación de la Constitución (pese a la alta abstención electoral); en el 2000 cuando se gana la mayoría de cargos públicos de elección popular en las megaelecciones, en 2002 cuando se frustra un golpe de Estado y el 13 de abril cuando retorna Hugo Chávez Frías al cargo en Miraflores.

La intensificación

A finales de 2002, con el Paro Nacional que llegaría hasta el 2003, se llegó, luego de varias negociaciones que contaron con asistencia internacional, al consenso de ir a Referéndum Revocatorio para febrero de ese mismo año ¿Y qué pasó? Se aplicó una estrategia para dilatar el llamado y con ello, 1) instalar el control cambiario denominado Comisión de Administración de Divisas-CADIVI (ilegalización de la libre convertibilidad de Bolívares a Dólares, en Perú su equivalente sería dólar MUC), 2) crear 13 misiones asistenciales con apoyo de Cuba en lo técnico e implementaciones como la Misión Barrio Adentro (salud), Samuel Robinson (alfabetización), José Félix Ribas (educación media inconclusa), Misión Sucre (pre-universitario), Proal (alimentación), Misión Vuelvan Caras (Capacitación productiva), Mercal (Abastos populares), Milagro (Operaciones oftálmicas en Cuba), Miranda (captación de reservistas para la FFAA) y Misión Identidad (Cedulación gratuita). 

En 2004, en agosto, vería luz el revocatorio, luego de captación de firmas, re-firmas y demás. La campaña del chavismo fue por el “No”. Del revocatorio hay dos importantes impactos: 1) se promueve la idea de un fraude consumado que trae consigo la desconfianza en el sistema electoral venezolano, 2) se da el fenómeno de la “Asimetría de la motivación política”. 

La ultrapolarización que sostendría el modelo hasta abril 2013: un “nosotros” vs “ellos”, los “rojos” vs “azules”, el “pueblo” vs “los pitiyankis-sifrinos- escuálidos- majunches”(sifrino= pituco) entre otros descalificativos. La comunicación política del chavismo reforzó ampliamente estos estereotipos: imagen, códigos, propaganda y las misiones como escenario directo. Las misiones fueron el elemento central: Chávez es inclusión vs “los otros” que quieren exclusión.

En este escenario se dio la elección de la Asamblea Nacional de 2005, donde un llamado masivo a la abstención permitió que el chavismo se hiciera con 114 escaños (MVR) y, en la realidad, el chavismo se hizo con los 167, a través de sus aliados. 

Esta tensión por la pretensión hegemónica se evidencia en el proyecto de Partido Único Socialista (PSUV) de 2007 y sale del fuero chavista, para alcanzar la concepción misma del Estado, al proponer la Reforma Constitucional ese mismo año, la cual sería la única elección que la oposición ganaría frente a Hugo Chávez.

Cuando se monta la consulta de la Enmienda Constitucional en 2008; la campaña fue “no hay chavismo sin Chávez” pidiendo la reelección indefinida. De ahí, se configura el escenario de partidización absoluta en el marco de la nueva geometría del poder que se consolida a partir de la promulgación de las leyes del Poder Popular en 2009, bajo la Asamblea Nacional (AN) mayoritariamente chavista de 2005. En 2010-2015 la AN continua dominada por el chavismo pero con fuerte oposición, con el interludio de la muerte de Hugo Chávez en 2013 y la elección de Maduro. 

El surgimiento del post-chavismo

Desde 2013, el chavismo comienza en picada macro por la afrenta con los post-chavistas/maduristas. Los post-chavistas/maduristas logran remontar electoralmente (2017-2018) producto de la cooptación de poderes, la violación sostenida de la constitución y la comisión de crímenes de lesa humanidad como estrategia de control a través del miedo a la población y expresión máxima de poder-impunidad. Esto incluyó atentar contra líderes del propio chavismo, desconocer internamente a quienes habían acompañado a Chávez, romper lógicas de crecimiento interno y empezar la instrumentalización del poder en función de la consolidación de nuevas lealtades a Maduro & Cía. A esto se suma el inicio de la represión dura, el aumento de los presos políticos y la violencia sistemática por grupos policíacos.

La campaña 2015 muestra mayoría opositora en la Asamblea Nacional. Un resultado donde parte del chavismo, aún tímidamente, da su voto a varios diputados de izquierda ubicados en la oposición y que se da en medio de un clima marcado por la Operación de Liberación del Pueblo (OLP) con un aumento de ejecuciones extrajudiciales y reforzamiento de la violencia criminal, estatal y paraestatal. Antes de dejar la Asamblea Nacional en 2015, la directiva liderada por Diosdado Cabello, realiza las llamadas “elecciones express” de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) entre partidarios afines al PSUV, para evitar que lo elija la Asamblea entrante dominada por la oposición.

Frente a ese revés electoral, el post-chavismo/madurismo intenta la vuelta a la épica del chavismo: crea la policía especial (FAES) en 2016 y se atreve a convocar a la Asamblea Nacional Constituyente en 2017. Pero nace con un problema claro: no es chavista, es inconstitucional y no tiene proyecto ideológico que reciba gran aceptación de la población, había empezado la antropofagia dentro del corpus chavista sacando del juego a varios de los líderes de Chávez. Luego, la elección inconstitucional que llevaría a la ilegitimidad de Maduro en 2018. Esa Asamblea Nacional Constituyente, es declarada por el TSJ, el nombrado express en 2015, como “supraconstitucional” y que puede legislar, así mismo el TSJ declara a la Asamblea Nacional legítima en “desacato” por defender los resultados de dos (2) diputados a los que quería desconocer el chavismo en el CNE.

La antropofagia

En 2020, el TSJ ordena la inhabilitación de distintos partidos políticos, su intervención y designación de directivas ad hoc, o bien, la autorización arbitraria de uso de la tarjeta electoral a dirigentes seleccionados discrecionalmente. Hablamos de Acción Democrática (15/06/20), Primero Justicia (16/06/20), Voluntad Popular (07/07/20), Bandera Roja (13/08/20), Tupamaro (18/08/20), Compromiso País (25/08/20), Patria para Todos (21/08/20), Movimiento de Integridad Nacional-Unidad (06/08/15 y 26/08/20) y otros. En 2021, las bases del chavismo aglutinadas en el PSUV, intentan hacerse de lugares en las primarias: el post-chavismo los desconoce y dirigentes como Eduardo Pinate en Apure, que pierde la elección interna, igual sale candidato. Esto sigue erosionando las lógicas dentro del “chavismo” y consolidando la idea de que quieren ir contra las bases de Chávez. 

La alianza multiposición: centro-derecha-izquierda-centro

De ahí crisis humanitaria, migración forzada, y colapso económico llevan a la situación actual: 2024 y la aplastante victoria de la oposición multiposición y parte del chavismo original juntos quienes parecen querer un “reseteo general” en el país para retomar el espacio democrático y reabrir un debate que el post-chavismo está negado a tener: ¿cómo zanjar un proyecto de paz sostenible, poder y crecimiento en Venezuela?.

En las próximas entregas analizaremos más a detalle qué pasó de 2020 hasta 2024 más a detalle y qué implicaciones tiene para la región.


Nancy Arellano
27 de agosto del 2024

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